La visita de su abuela se alargó durante más tiempo del esperado, la impaciencia de keith, más el famélico comportamiento de Jan Willer hizo que el desayuno se convirtiera en una situación incómoda y fastidiosa.
—¿Cuándo pensabas decirme que viajaras a Japón?—Reclamo con enojo ante la conversación ya escuchada entre su abuela y ella.
—¡No tuve mucho tiempo de pensar en el cumpleaños de mi abuelo, no tenía planeado todo esto!—Respondió con impaciencia por tratar de conseguir un mejor semblante en el rostro de su esposo.
Realmente el problema era lo ocupado que Keith estaba con el tema de la licitación, de otra manera él podría acompañar a su esposa.
—¿También viajarás esos días?—Le pregunto con extrañeza al escuchar por primera vez sobre este asunto.
—¡Espérame en Tokio!—Confirmo s
