Rachel —Hola, Layla —la saludo con un beso en la mejilla. —Hola, Rachel, ¿qué tal todo? Se ve preciosa en su vestido rosa que le llega por debajo de las rodillas, y con el moño en su cabeza. Quien la viera, pensará que es la típica cristiana virginal, pero yo sé que no es así. Nos sumergimos en una conversación animada, y decidimos salir a dar un paseo por el parque, como solíamos hacerlo en los viejos tiempos. Mientras caminamos bajo el cielo azul, siento cómo la alegría y la complicidad que compartimos llenan mi corazón. —¿Sabes? Extraño los viejos tiempos —dice ella de repente, como si me hubiera leído la mente —. Cuando éramos más cercanas. Ella fue la que quiso romper con nuestra amistad. Después de aquella tarde caliente en mi apartamento, fue ella la que se alejó. Si ell