CAPÍTULO DIEZ
Cuando Mackenzie se metió a la zona de garaje de los Skinner diez minutos después, vio a un hombre que asumió ser Vincent Skinner en el porche de la entrada. Estaba rígidamente sentado en una vieja mecedora, siguiendo su coche con la mirada mientras ella aparcaba. Cuando se reunió con él en el porche, pudo ver con bastante claridad que estaba destrozado. Tenía los ojos enrojecidos de llorar y todo su cuerpo parecía un nudo fuertemente enroscado, listo para saltar al mínimo signo de presión.
“Señor Skinner, gracias por tomarse el tiempo para hablar conmigo.”
“Gracias por investigar esto,” le respondió. “Pensé que hablaríamos mejor aquí fuera. Pam ha conseguido dormirse por fin así que quiero que la casa esté en silencio.”
“Eso es comprensible.”
“Pam me ha contado todo lo
