—¿Te gustó la experiencia Alejandra? —preguntó el doctor con una sonrisa perversa. Fui lo más franca posible: —Si, me agradó. No pensé que pudiese resultar tan explosivo el instante. —le dije mientras quitaba algunos cabellos que se le depositaban encima de sus ojos. Del potro lado estaba Britney quien comentó de forma muy sutil: —También lo disfruté mucho, Canela… Sabes, también trabajé en el club y estuve enamorada de tu soltura con la que dominabas el tubo a la hora de bailar. Pero eras muy inalcanzable y nunca me atreví a acercarme. Luego me reclutó el doctor Lewis y ahora trabajo con un senador. —Me quedé observando sus ojos, buscándola en mis recuerdos sin embargo, no podía evocar su rostro. Le expliqué que no la recordaba, pero me daba gusto que tuviera un buen trabajo. Además de