Él chasquea su lengua, girando su rostro, dejándome oler su aroma a tabaco y sudor. Cierro los ojos, toman una bocanada de aliento. ─Creo que ya se fueron ─murmura de repente, apartándose. Mi cuerpo queda frustrado, como si el hambre que yace en mí ha olisqueado un rico filete. Él vuelve su vista a mí, escaneándome. Tomo el dobladillo del vestido, haciendo ademán de levantarlo. ─Apresúrate, comeremos y nos iremos de este lugar ─anuncia de sopetón, enfriándome rápidamente. Ruedo los ojos, resoplando. ─Aburrido ─murmuro, empujándole fuera del vestidor. Acomodo mi cabello, mirando mi reflejo frustrado y acalorado. Pienso que nunca había sentido tanto deseo por un hombre, siempre ha sido lo contrario ¿Será que soy masoquista, entre menos le interese, más me gusta? Me cuestiono, escuchan