─No te traigo problemas…soy tu maldito problema y por lo tanto, no seré erradicado con facilidad ─farfullo, ofendida, como si fuera un simple objeto. Sus ojos intensos y grises se posan en mi semblante, mientras suelta un bufido. ─Vámonos ─gruñe, tomándome de la muñeca. Me zafo inmediatamente, encarándole mis ojos. ─El “problema” puede caminar sola ─declara, tomando mis cosas para caminar a pisotones al auto que se aparcó en la calle. Nos adentramos inmediatamente mientras mi rostro queda en el mar. Mis luceros vislumbran a Hércules, quien toma un vaso de ron en el asiento del Jet privado. Me muevo incomoda por el cinturón que me ha pasado alrededor, amarrándome para que no pueda causar más “problemas” ¿Acaso piensa que me puedo lanzar del avión? Ruedo los ojos, resoplando. ─¿Y s