—Pero ya no está, murió —profirió suplicante, buscando desesperadamente una solución—. ¿Por qué permites que aún se entrometa en nuestras vidas. Aún no creía que hubiera sido capaz de preguntarlo. —Te recuerdo que no fui yo quien se revolcó con él —respondí con acritud—. Tú lo incrustaste a nuestra familia desde el mismo instante que te relacionaste sexualmente con Tommy. —Mi pequeña, ya es hora de que lo olvides —me dijo con calma, otro trueno se escuchó. Bufé en una burla. —Claro —le dije, recordando lo expuesta al peligro que estaba—. Con alguien a mi espalda culpándome de algo que no hice, ¿Crees que podré olvidarlo? —Regresa a casa mientras tanto —propuso, dando un paso hacia mí, mientras en medio de mi rigidez retrocedí un paso. —¿Y verte la car