16Marianne no habría sabido cómo perdonarse si hubiera podido dormir aunque fuera un instante esa primera noche tras la partida de Willoughby. Habría tenido vergüenza de mirar a su familia a la cara la mañana siguiente si no se hubiera levantado de la cama más necesitada de descanso que cuando se acostó. Pero los mismos sentimientos que hacían de la circunspección algo indeseable, la liberaron de todo peligro de caer en ella. Estuvo despierta durante toda la noche y lloró gran parte de ella. Se levantó con dolor de cabeza, incapaz de hablar y sin deseos de tomar ningún alimento, apesadumbrando en todo momento a su madre y hermanas y rechazando todas sus tentativas de consuelo. ¡No iba ella a mostrar falta de sensibilidad! Una vez terminado el desayuno, salió sola y deambuló por la aldea d