24En un tono firme, aunque cauteloso, Elinor comenzó así: -No sería merecedora de la confidencia de que me ha hecho depositaria si no deseara prolongarla, o no sintiera mayor curiosidad sobre ese tema. No me disculparé, entonces, por traerlo nuevamente a colación. -Gracias -exclamó Lucy cálidamente- por romper el hielo; con ello me ha tranquilizado el corazón, pues temía haberla ofendido de alguna manera con lo que le dije el lunes. -¡Ofenderme! ¿Cómo pudo pensar tal cosa? Créame -y Elinor habló con total sinceridad-, nada podría estar más ajeno a mi voluntad que producirle tal idea. ¿Acaso pudo haber un motivo tras su confianza que no fuera honesto y halagador para mi? -Y, sin embargo, le aseguro -replicó Lucy, sus ojillos agudos cargados de intención-, me pareció percibir una frialda