Dennis intentaba con verdadero esfuerzo escuchar las indicaciones del médico, pero era algo difícil cuando el apuesto hombre que se había presentado como Cian acariciaba distraídamente su mano mientras asentía, prestando verdadera atención a cada palabra del doctor.
Tal vez era un gesto del cual ni siquiera se había percatado, pero Dennis lo hizo en el mismo instante en que sintió una ligera caricia tierna y luego simplemente no pudo concentrarse en otra cosa que en el cosquilleo en su estómago que provocaba dicha acción, tampoco quiso apartar su mano, cosa que debería de haber hecho obviamente, pero no se atrevía.
—¿A quedado claro? —preguntó el médico y Dennis asintió a pesar de no haber escuchado en su totalidad todo lo que había dicho.
De todas formas, no podría seguir cualquier indicación que le habría dado porque tenía un trabajo al cual asistir, y que estuviera ya lastimado, no sería un impedimento para su padre si quería volver a castigarlo.
—¿Puedo irme ya a casa? —preguntó Dennis, observando al hombre mayor.
—Traeré los papeles médicos para que los firmes y puedas irte —anunció y Dennis le sonrió agradecido.
—Muchas gracias por todo —expresó.
El médico le sonrió y luego se fue por la puerta, cerrándola a su paso.
—De acuerdo, por qué no te comienzas a preparar para estar listo en cuanto el doctor vuelva —propuso Cian—. ¿Necesitas ayuda?
—No, estoy bien —aseguró y abrió la bolsa sacando su ropa.
Tirando las mantas hacia atrás, bajó sus piernas de la camilla e intentó colocarse sus pantalones, quedándose quieto como una estatua cuando todo su cuerpo se quejó tras doblarse parcialmente.
Si, bueno... Tal vez no estaba tan bien como pensaba.
—¿Q-q-q-que haces? —exclamó, sintiendo el calor abordar su rostro cuando contempló a Cian agacharse frente a él, ayudándole a colocarse sus pantalones en cada pierna.
—No deberías de hacer ningún cambio brusco o fuerza, lo ordenó el médico —se excusó subiendo la prenda por sus piernas.
—Solo es ropa —argumentó avergonzado.
—Es mejor si evitamos que te muevas de forma innecesaria, ¿bien? No tengo ningún problema en actuar como tu mayordomo —bromeó y le guiño un ojo juguetonamente mientras le ayudaba a levantarse de la camilla.
—Pero ya me ayudaste al traerme aquí —indicó con un bonito rubor cubriendo su rostro cuando Cian le ayudó a subir totalmente sus pantalones.
—No tengo ningún problema en ayudarte con esto —aseguró y le ayudó a quitarse la bata médica.
Quedándose con su torso completamente desnudo, Dennis se sintió algo cohibido cuando Cian se le quedó observando fijamente. A diferencia de otros o de su mismo salvador, él no tenía su cuerpo marcado, solo era alto, delgado y suave, como un fideo prácticamente, no como Cian, por quien apostaría que tenía un pack de seis o hasta ocho en su abdomen.
Y como si eso fuera poco, en ese momento las contusiones ya deberían de ser visibles, por lo que no creía que fuera muy agradable a la vista de ninguna forma.
Evitando su mirada, rápidamente tomó su camiseta junto a su chaqueta e intentó colocársela solo para ser detenido por el mismo Cian.
—Lamento si te incomodé, no tengo excusa realmente, solo no pude evitar apreciar lo hermoso que eres —expresó cogiendo la camiseta de sus manos para ayudarle a ponérsela.
—No es necesario que digas eso… —susurró avergonzado, él más que nadie sabía que su cuerpo no era digno de admirar como el de otras personas.
No era alguien apuesto y varonil como su hermano Adán o el mismo Cian, tampoco pequeño y bonito como su vecino Edel, él solo era Dennis, un tipo alto, delgado, sin gracia ni nada en especial.
—Solo dije la verdad —pronunció como si nada, tomando su chaqueta para ayudarle—. ¿Está tu teléfono en la bolsa? —preguntó cuando le colocó todas las prendas que había, incluso ayudándole con sus calcetines y zapatos.
—Sí, aquí está —anunció alzando su mano que se había apoderado del aparato.
—Bien, entonces puedes llamar a tu hermano mientras te consigo la receta médica.
—No es necesario…
—Descuida, el mismo hospital tiene una farmacia que te la entrega sin costo con la receta del doctor —tranquilizó—. No te vayas hasta que vuelva, ¿sí?
—Yo…
—Me esperarás, quiero asegurarme de que llegues bien a tu casa —expresó de forma firme, obviamente esperando una respuesta positiva antes de salir de la habitación.
—Está bien, gracias —pronunció finalmente y Cian le sonrió de forma deslumbrante antes de salir de la habitación.
Estando a solas, Dennis tomó una profunda respiración y luego movió sus dedos marcando el número de su hermano.
No hubo necesidad de un tercer tono, apenas alcanzó a sonar el segundo cuando su llamada fue atendida y los gritos preocupados de su hermano estallaron en su oído, logrando que torciera sus labios y alejara el celular por un momento.
—Estoy bien —anunció cuando finalmente Adán tomó un respiro.
—Demonios, Dennis, pasé toda la maldita noche dando vuelta en mi cama, preocupado por no recibir noticias tuyas, incluso le pregunté a Edel si estabas en su casa —refunfuñó.
Dennis torció sus labios, culpable, sabía cuan incómodo se sentía su hermano respecto a su vecino, y no precisamente porque fuera gay, sino porque Edel constantemente le coqueteaba de forma descarada que hacía sentir inquieto a Adán.
—Lo siento, no era mi intención preocuparte —expresó jugando con una inexistente pelusa en su pantalón.
—Sé que no lo fue, pero… j***r —suspiró—. ¿Qué sucedió? ¿Por qué no llamaste? —cuestionó.
—Yo… Ocurrió un pequeño problema, y… Uhm…
—¿Resultaste herido? ¿Te lastimaron? ¿Esos vampiros succionaron toda tu sangre? —exclamó.
—¿Qué? ¡No! Estoy bien —exclamó con sorpresa, soltando un pequeño gritito asustado cuando la puerta fue abierta repentinamente.
—Le traje los papeles para el alta, señor Campbell —anunció el médico y su hermano debió de haber escuchado porque inmediatamente saltó a los gritos otra vez.
—Te explicaré todo cuando llegue a casa, ¿bien? —prometió interrumpiendo sus palabras.
—No me gusta esto, Dennis, ¿estás en el hospital?
—No. Sí. No… Es complicado, pero estoy bien —juró y observó a Cian entrar también en la habitación—. En la casa, ¿sí?
—De acuerdo —se rindió—. Le dije a mis padres que tenías temprano, por lo que trata de llegar tarde o escóndete en la casa de Edel mientras haces la hora —aconsejó.
—Está bien, gracias por cubrirme.
Despidiéndose, Dennis cortó la llamada y se disculpó con el médico antes de firmar los papeles.
—¿Está todo bien? —preguntó Cian.
—Sí, solo mi hermano preocupado —explicó con una pequeña sonrisa que en realidad solo era una tierna mueca—. Se suponía que le avisaría cuando ya volvería a casa, pero… —se encogió de hombros, no era necesario explicar lo que había ocurrido.
—Es un buen hermano si se preocupa así entonces —comentó con una sonrisa—. Ten, estos son tus medicamentos y adentro están las instrucciones con las horas correspondientes —informó entregándole la pequeña bolsa de papel cuando se bajó de la camilla.
—Gracias por esto y por todo lo que has hecho por mí —expresó tomando la bolsa casi como si fuera un tesoro.
—No es nada. Vamos, te llevo a tu casa —anunció saliendo de la habitación junto a Dennis.
—No es necesario, puedo tomar el transporte público —aseguró apresuradamente.
—Acabas de salir del hospital, no creo que esa sea una buena idea —negó Cian.
—Pero no es justo que me lleves —protestó débilmente—. Suficiente has hecho por mí ya, no quiero ser una molestia —expresó tímido.
—¿Tienes algo que hacer ahora? —preguntó Cian observándolo.
—Uh, no —respondió confundido.
—Entonces, invítame un café —le sonrió coqueto.
—¿Un café? —tropezó perdiéndose en aquella sonrisa, apenas logrando detenerse a sí mismo antes de caer al suelo—. Estoy bien —murmuró avergonzado cuando el extraño apuesto serpenteó un brazo alrededor de su cintura.
—Lo siento, no correré ningún riesgo de posible caída —expresó firme—. Por esto quiero ir a dejarte a tu casa, no me sentiría muy bien conmigo mismo si te dejo ir así —explicó manteniendo su brazo a su alrededor sin ninguna intención de soltarlo.
—Pero… Siento que un café es demasiado poco por todo lo que has hecho por mí —argumentó mientras salían del hospital.
—Créeme, con un café seré más que contento, en especial si mi compañía eres tú —le guiñó un ojo, absorbiendo felizmente el adorable sonrojo que cubrió el rostro del dulce humano.
Aunque, por supuesto, tampoco tenía interés alguno en que Dennis pagara por él, pero eso sería algo de lo que su dulce humano se enteraría después, no en ese momento.
—En este momento creo que cualquier otra persona es mejor compañía que yo —murmuró bajando la mirada—. Mi rostro debe de parecer horrible.
—Estás lastimado —pronunció simplemente, deteniéndose frente a un auto—. Pero si no quieres compartir un café está bien, puedo solo llevarte a tu casa —aseguró abriéndole la puerta.
—No es que no quiera —aseguró rápidamente—. Solo, sé que las personas se nos quedaran mirando y no quiero incomodarte —explicó.
—No te preocupes por eso, no me interesa lo que los demás piensen mientras nosotros estemos bien, ¿de acuerdo?
No muy seguro aún, Dennis se encontró a sí mismo asintiendo de todas maneras antes de subirse al auto de un desconocido.
Uno que tal vez lo había salvado y era terriblemente apuesto, pero que al fin y al cabo, era un hombre que no conocía personalmente.
Pero… ¿Por qué eso no parecía tan importante en ese momento?
—Uh, ¿Qué…? —balbuceó Dennis completamente nervioso cuando Cian se inclinó sobre él, acercando su rostro hasta que solo unos escasos centímetros los separaban.
—Cinturón de seguridad —le sonrió volviendo a su lugar, dejando el pobre corazón de Dennis completamente desbocado.
—Sí, claro, cinturón —asintió y observó a todos lados menos a Cian.
—¿Tienes un lugar en mente o puedo llevarnos a cualquiera? —preguntó el vampiro antes de echar a andar su auto.
—No realmente, ni siquiera sé dónde estamos en este momento —torció sus labios—. ¿Te molestaría ver un lugar tú? —pidió tímido.
—No hay problema —le aseguró y le guiñó un ojo para tranquilizarlo y porque, por supuesto, Cian ya estaba amando contemplar ese hermoso sonrojo en el rostro de Dennis—. Te gustará el lugar, es un poco extravagante por fuera para mi gusto, pero tienen deliciosa comida —comentó.
—Está bien —asintió algo inseguro—. Pero ¿estás seguro de que no será un problema? —preguntó señalando su rostro.
—Estaremos bien, el lugar le pertenece a mi hermano mayor, por lo que nadie se atreverá a decir algo —prometió—. Si gustas, podemos simplemente pedir las cosas para llevar y desayunamos aquí en el auto —ofreció.
Observando el bonito auto deportivo n***o, Dennis negó repetidas veces, logrando que su cabello castaño con destellos rubios se agitara ante sus movimientos. El solo pensar en ensuciar de cualquier forma el carísimo auto lo enfermaba.
—No, está bien, creo que será más cómodo estar sentado en una mesa —aseguró ansiosamente.
Cian lo observó un segundo y asintió sin decir nada al respecto.
—¿Tendrás que hacer algo después? —preguntó Cian deseando pasar mucho más tiempo con su pareja, conociéndola.
No debería de codiciar más cuando ya había conseguido un desayuno juntos, lo sabía, la mente de los humanos trabajaba de otra forma que la de los vampiros, pero era algo que no podía evitar.
Había encontrado a su pareja. Él.
—Mi hermano me cubrió con mis padres, así que en realidad no —respondió mordisqueando su labio inferior como si algo le preocupara.
—¿Estás bien? —preguntó mientras se estacionaba frente al edificio “kaos”.
—Sí, no es nada —le regaló una pequeña sonrisa y sus manos más pequeñas trabajaron en el cinturón de seguridad—. ¿Es aquí? —preguntó.
—Sí —respondió Cian y rápidamente se bajó de su auto, rodeándolo para poder ayudar a Dennis a bajar.
Bebiendo la pequeña sonrisa de agradecimiento sincero de Dennis, Cian cerró la puerta y le colocó el seguro junto a la alarma antes de pararse al lado de su humano, observando con gusto la diferencia entre sus cuerpos, como siendo algo más alto que Archie, Dennis llegaba perfectamente para ocultar su rostro en su cuello o apoyar su mentón en su hombro si se levantaba de puntillas.
—¿Es aquí? —volvió a preguntar Dennis observando algo atemorizado el restaurante de dos pisos con grandes ventanales.
—Te juro que se ve para personas elegantes, pero no es tan así —prometió colocando su mano en su espalda baja para guiarlo al interior.
Cuando ambos cruzaron las puertas que automáticamente se abrieron ante ellos, una pareja les recibió con su uniforme y una amable sonrisa profesional.
—Señor Bozeman, es bueno volver a verlo por estos lados —comentó la mujer.
—¿Está aquí para encontrar con su hermano? En seguida le prepararemos una mesa en el segundo piso de ser el caso —aseguró el hombre, ambos observando con respeto y casi devoción a Cian, algo que era muy notorio y que por supuesto, que Dennis se percató de ello.
—Gracias, pero en este momento solo vengo por un desayuno con mi dulce compañía —anunció Cian, empujándolo suavemente para que avanzara el paso que había retrocedido sin percatarse de ello.
Ambos posaron su mirada en Dennis, provocando que este volviera a desear esconderse detrás de Cian y darse la vuelta para no volver nunca más. A pesar de las palabras de Cian, el lugar era indudablemente uno refinado y dudaba que pudiera pagar algo de ahí, ni siquiera un simple café que había prometido.
—¡Cian! —anunció un hombre acercándose con una gran sonrisa—. Pero mira nada más, hace un tiempo que no tenía por aquí a uno de los segundos vampiros más importantes de la ciudad —exclamó alegre—. ¿Has venido con tu hermano? Como líder de todos me imagino que debe de estar muy ocupado, más ahora que ha encontrado a su pareja, ¿no? —comentó con alegría.
Pero al escuchar la palabra vampiro, todo el mundo de Dennis se había detenido momentáneamente mientras observaba a Cian con un miedo que apenas estaba conteniendo.
—Gracias por esta bienvenida, pero… —antes de que pudiera seguir, otra persona se acercó tras reconocerle, pero a diferencia del hombre mayor, este se tiró directamente a sus brazos y picoteó sus labios.
—Tu bar es todo un éxito cariño, no sabes cuánto deseaba un club exclusivamente para vampiros gay —exclamó con felicidad.
Sintiendo un caos en su interior ante lo que veía y escuchaba, Dennis instintivamente retrocedió un paso, y cuando un pequeño grupo de personas o… Vampiros se acercaron rodeando a su salvador, dejándole fuera, Dennis simplemente no lo pensó, dejó que su cuerpo se moviera aprovechando la distracción y salió lentamente del restaurante sin llamar la atención de nadie.
Ese obviamente no era su lugar, no pertenecía a ese ambiente tan lujoso ni lleno de... Vampiros.
Oh, Dios... ¿Él realmente había sido salvado por uno?
Pero... ¿Entonces qué sucedía con todo lo que sus padres y los demás habían dicho sobre ellos siendo malvados? ¿Y por qué Cian coqueteó con él incluso cuando tenía aparentemente una pareja?