POV. AMELIA. —¿No piensas levantarte de esa cama esta mañana, tesoro? Me remuevo entre las sabanas y dejo salir un suspiro de satisfacción. Mi cuerpo está saciado, me escuece un poco entre las piernas, pero no me quejo. «Son heridas de guerra que llevo con orgullo». —Podría quedarme toda la mañana en esta cama —digo acomodando la almohada en la que reposo. —Entonces supongo que necesitas un aliciente para salir. —Siento más que veo cuando sube a la cama, su mano se cuela por debajo de las sabanas de seda y asciende, mis piernas tienen vida propia y las abro dándole acceso. Me escuece cuando me toca, pero al mismo tiempo se siente muy bien cada una de sus caricias. —En una hora tengo una reunión a la que no puedo faltar —susurra cuando sus dedos encuentran mi coño e introduce uno d