Es tarde cuando bajo a la cocina y me preparo un té de valeriana. El Brunch dio paso a una tarde de fiesta improvisada. Tuve que sonreír y actuar como si quisiera estar ahí cuando en realidad quería estar en mi taller, trabajando y olvidando que estoy aquí. Así como hizo Atlas después de estar con los invitados de su padre por una hora. Cuando al fin todos se marcharon, ya había anochecido. Kostas estaba algo tocado por el alcohol y agradecí que subiera sin siquiera acordarse de mí. El agua está hirviendo y añado una cucharadita de raíz de valeriana troceada y la apago. Agradezco que Lois tenga una variedad de tés e infusiones. «No quiero tomar algún medicamento, no soy ese tipo de persona, pero mi situación con Kostas está acorralándome». Ajusto el nudo de la bata rosa de seda que cubre