Gemma.
Me sentía plena, llena de vida, de ánimos, de alegría. Estaba totalmente perdida en sus brazos. Había caído rendida sobre su pecho después que me hizo suya dominándome por completo. Mostrándome el dulce hombre que habitaba en su ser. Volviéndome una sedienta ante sus besos, una hambrienta por su carne y una lujuriosa por sus embestidas.
Tenía las caricias más puras, más suaves, más lindas. Una mirada segura que lo mismo te transmitía. Se mostró tan caballero, tan calmado. No llevaba prisa alguna, no tenía intención de que las cosas acabaran de pronto. Se tomó su tiempo para tocarme, mirarme y mimarme.
Había descansado como una diosa durmiendo sobre plumas. Ya lo había dicho, ese hombre casi ni se mueve. Esta vez había despertado primero que él, pude mirarlo muy de cerca y acar
