Dos días después El mundo gira a mí alrededor y para mí eso no es importante. Zac me habla y yo solo asiento, niego y lloro, lo cual, demuestra cuán duro han sido estos días para mí. Durante estos dos días, he estado llorando en silencio debido al medicamento que me impide llorar como desearía hacerlo y la opresión en mi pecho es tan fuerte, que ni el medicamento que me impide sentir, hace que el dolor no disminuya siquiera un poco. — Nena, ¿estas segura que deseas ir al entierro? — pregunta por decima vez en una hora Zac. — Sí, yo iré porque son mis padres los que serán enterrados — le respondo moleta. — Entiendo que te sientas mal. Pero debes pensar en el bebé — me responde Zac — Quién tenga miedo de nacer, que no nazca. Simple, ahora no me molestes que yo si debo ir al entierro de