Andre
Me desperté alrededor del mediodía, pero a las siete de la mañana ya había hecho ejercicio, desayunado, paseé a Ozzy y hablé por teléfono con Drew.
No había dormido nada la noche anterior.
Ni un maldito guiño.
Era prácticamente imposible después de lo que pasó con Alianna.
Alianna, maldito Stanton.
Por el amor de Dios, conocía a esa niña desde el día en que nació. Solía vestir ropa de niño y cortarse el pelo hasta las orejas. Solía burlarme de ella por ser un pequeño camarón, y ella solía tomar represalias delatándome por todo lo que había bajo el sol. Faltar a clases, organizar fiestas: era imposible contar la cantidad de tiempo que pasé castigado o detenido gracias a ella. Básicamente, ella era la chica buena, yo era el malo, y desde el primer día que nos conocimos hasta el último día que hablamos, ella me odió a muerte.
Entonces, ¿qué carajo pasó anoche? ¿Y cómo carajo era ella? En serio. No se parecía en nada a la última vez que la vi. Su cabello ahora era largo, volviendo a su rubio natural. Su cintura se curvaba hasta convertirse en caderas que nunca pensé que encajarían en su pequeño cuerpo, y Dios todopoderoso, esas grandes tetas suyas me habían puesto en un maldito trance. Si a esto le sumamos lo apretado que se sentía su coño alrededor de mis dedos y lo dulce que sabían sus pezones en mi boca, estaba jodidamente loco.
Básicamente, mi pene había estado en un estado permanente de tortura desde anoche, y el hecho de que Alianna me echara del auto antes de acelerar hacia Dios sabe dónde no me hizo ningún favor.
Necesitaba verla.
Necesitaba hablar con ella.
No podía dejar de pensar en ella y no podía quedarme ni remotamente quieto. Entonces, como hacía cada vez que tenía algún tipo de problema, llamé a mi hermano.
Por supuesto, antes de reunirnos para almorzar debería haberlo sabido que él no simpatizaría con mi situación.
—¿Dijiste que no ibas a estar en los Hamptons ni una sola vez este verano a pesar de tener una casa aquí?— Julián resopló. —Supongo que podemos decir que esto es karma por mentirle a mamá—.
—Tal vez si no estuviera completamente bromeando cuando lo dije. No pensé que ella creería que me habría ido durante todo el maldito verano. ¿Alguna vez he estado fuera tanto tiempo?
—No, pero ¿por qué lo dijiste en primer lugar?—
—¿Reacción instintiva? Literalmente me envió por correo electrónico una lista de las hijas de sus amigas que visitaron los Hamptons o la ciudad este verano—.
—Supongo que ella quería que 'les mostraras el lugar'—. Julian sonrió, adivinando la frase exacta de mamá ya que ella también la había usado con él muchas veces antes.
—Sí, y ya sabes, con 'mostrarles el lugar' se refiere a considerar la idea de convertir a uno de ellas en mi futura esposa. Y pensé que se relajaría con el asunto del matrimonio y los nietos una vez que te casaras con Sara—, murmuré mientras miraba inútilmente el menú. Había estado intentando leerlo desde que llegamos, pero no procesaba ni una sola palabra. Mi cerebro no estaba bien para una mierda esta mañana excepto para pensar en Alianna.
—Bueno, creo que mi boda forzosa dejó mucho que desear para mamá—, dijo Julian distraídamente, hojeando lo que supuse era un correo electrónico del trabajo en su teléfono.
—Sí, sobre eso. Fue una mala jugada de tu parte.
—Perdóname. No tenía ganas de esperar para llamar a Sara mi esposa—.
—Dios, eres blando estos días—, dije cuando finalmente me di por vencido con el menú y tiré la maldita cosa a un lado. Julian me miró.
—¿Por qué estás tirando cosas?—
—No puedo leer eso—.
—Bueno, si alguien pudiera graduarse de la universidad siendo analfabeto, serías tú—.
Le lancé una mirada. —Quiero decir que no puedo concentrarme, imbécil. Lo único en lo que puedo pensar es en Alianna, y no tengo idea de cómo diablos esperas que espere todo el día para verla.
—Ella tiene un negocio, Andre—, dijo Julian con firmeza, ordenando lo habitual para mí cuando la camarera pasó. —Ella también te odia, así que si quieres tener alguna posibilidad de convencerla de que se quede durante el verano, lo último que debes hacer es llevar tu drama a su lugar de trabajo. Además, claramente necesitas tiempo para calmarte de… lo que sea que pasó entre ustedes dos anoche.
Cerré los ojos y exhalé con fuerza.
—Sí, no te equivocas en eso—, murmuré. Para mantener mi pene bajo en público, me había estado obligando a no pensar en lo que Alianna y yo hicimos anoche en el auto. Pero ahora que Julian lo mencionó, los recuerdos volvieron con toda su fuerza. Gemí en mi puño al recordar lo que dijo sobre lo bien que se sentía cuando abrí su coño. —Joder—, siseé, haciendo que Julian se aclarara la garganta.
—Sí, en ese sentido, me voy. Preferiría no sentarme aquí y ver cómo te pones activamente duro con Alianna Stanton.
—Te vas porque este es el momento de cada semana en el que recoges a Sara del yoga—.
—También es cierto—.
—Sabes que me enojaría perder a todos mis amigos más cercanos por el matrimonio, pero ver cómo azotan a un sociópata obsesionado con el trabajo como tú ha sido un gran entretenimiento para mí—.
—Vete a la mierda.—
Me reí. —Y te preguntas por qué estoy atrapado saliendo con un imbécil como Drew. Es porque tú, Lukas, todos mis amigos más cercanos ya están casados.
—Bueno, con suerte, por algún milagro, podrás unirte al club pronto. Mientras tanto, estoy fuera. Tu amigo acaba de llegar y no estoy interesado en que me vean con él en este momento—, dijo Julián.
Se arregló la corbata mientras se levantaba y, asintiendo, saludó a Drew, que ahora estaba de pie junto a nuestra mesa con una sonrisa deliberadamente incómoda y con los labios cerrados. Julian asintió a medias.
—Señor. Maddox—.
—Señor. Evans.
—Voy a fingir que nunca te vi aquí—, decidió Julian, poniéndose sus Persols. —Pero para que conste, no apoyo esto. Confío en que llegue a casa a tiempo para su cita de fisioterapia de mañana—.
—Sí, señor, puede apostar su trasero—, sonrió Drew cuando Julian salió sin decir una palabra más.
Resoplé. Mi amistad con Drew Maddox probablemente era un conflicto de intereses considerando que él lanzaba para el equipo de béisbol que tenía mi hermano, pero como dije, me estaba quedando sin amigos que no tuvieran esposa y horario de llegada.
—¿Cómo te va, amigo?— Drew sonrió, cogiendo una fritura de mi plato tan pronto como llegó a la mesa. Le dio un mordisco y le guiñó un ojo a la camarera sonrojada antes de preguntar exactamente qué esperaba de él. —¿Entonces tienes fotos de esta chica o qué? Porque me cuesta creer que sea tan buena como dices.
Me burlé. —En ese caso, espero que la conozcas—.
—Bueno, si ella es la mitad de guapa de lo que dices, yo también lo espero con ansias—.
—En realidad, simplemente decidí que nunca la conocerás. Y si alguna vez intentas algo con ella, me aseguraré de que estés en la lista de lesionados por el resto del año—.
—En ese momento tu hermano te mataría. El equipo me necesita—.
—Sí, por eso estás de fiesta en los Hamptons en lugar de rehabilitarte de tu lesión—.
—Es una contusión muscular. Se curará mañana—, exageró Drew mientras se movía hacia su lado de la cabina para sentarse en diagonal a mí. Era un requisito para nosotros si alguna vez compartíamos mesa. Ambos medíamos seis pies y tres pulgadas y, teniendo en cuenta nuestras constituciones, generalmente era difícil acomodarnos a ambos en un solo espacio. Lo bueno es que nuestro tamaño tendía a atraer la atención de las mujeres. Mucho de eso. A Julian generalmente le molestaba este tipo de cosas cuando salíamos, pero yo personalmente lo recibí con los brazos abiertos.
Al parecer al menos hasta hoy.
—¿Qué diablos fue eso?— Drew se rió cuando la anfitriona se fue después de ver cómo estábamos. Parpadeé.
—¿Qué?—
—Estaba jodidamente caliente y básicamente te estaba empujando las tetas en la cara—.
—¿Sí? No recuerdo que eso haya sucedido—.
—No lo harías. Tus ojos estaban pegados a tu teléfono como una maldita chica de secundaria. ¿A quién le escribes? ¿Su?—
Por —ella— se refería a Alianna, pero Drew era alérgico a recordar nombres. Durante las primeras semanas que me conoció, me llamó Evan.
—Obtuve su número de mi mamá. Estaba comprobando si ella respondió a mi mensaje de texto—.
—¿Qué decía tu mensaje de texto?—
—Estaba preguntando si podía verla en el trabajo. O si simplemente la viera en casa—.
—Cristo.— Drew hizo una mueca de dolor como lo hizo cuando se bebió un trago particularmente grande de tequila. —¿Desde cuándo estás tan desesperado? Tú eres quien predica el truco de —ignóralas-hasta-que-vengan-a-ti—.
—Sí, eso realmente no se aplica a ella—.
—¿Por qué no? Y si dices 'porque es diferente', voy a vomitar—.
Le lancé a Drew una mirada asesina y no dije nada en absoluto.
—Jesús, joder. Entonces ella es diferente—, se rió, levantando las cejas. —Aparte de las tetas mágicas, ¿qué tiene de especial?—
Apreté las cejas. Aparte del hecho de que odiaba escuchar a Drew hablar sobre Alianna, en realidad no tenía idea de cómo diablos responder a su pregunta, porque no tenía idea de cómo describir mi relación con Alianna Stanton.
En lo que a mí concernía, siempre habíamos sido una especie de amor-odio. Definitivamente jodí mucho con ella cuando éramos niños, pero eso fue sólo porque ella lo hizo muy fácil. Desde que éramos pequeñas, Alianna había tomado la decisión de odiarme. Yo diría que teníamos alrededor de siete años cuando ella comenzó a ponerse loca a la defensiva conmigo y constantemente trataba de superar todo lo que yo hacía.
Cuando tomé un instrumento, ella escogió el mismo. Cuando comencé con el karate, ella hizo lo mismo. Cuando decidí aprender español en la escuela secundaria, Alianna cambió su clase de francés por la mía, solo para demostrar lo rápido que podía aprender el idioma.