Conor
Los chicos están absolutamente destrozados esta noche. Hemos estado en esta fiesta de hermandad durante veinte minutos y ya Gavin y Alec se han abierto las camisas con sus propias manos y se pavonean alrededor de la mesa de beer pong como un par de bárbaros. Tengo que admitir, sin embargo, que después de ganar nuestro partido de playoffs, yo también me siento bastante primitivo. Dos victorias más y les toca a los Frozen Four. Si bien nadie lo dirá en voz alta por temor a maldecir al equipo, siento que este es nuestro año.
—Con, ven aquí, imbécil—. Hunter me llama desde el otro lado de la habitación, donde él y algunos de los chicos han alineado filas de tiros. —Trae a esos dos idiotas contigo—.
Nos reunimos con nuestros compañeros de equipo, todos con la cara roja y llenos de adre
