Naturalmente, mi examen de Abigail es el que dura más. Un surco profundo ha cortado su frente, pero no estoy seguro de lo que significa. ¿Está aturdida? ¿Desconcertado?
Sus ojos verdes siguen deslizándose para estudiar los rostros de nuestras hermanas. ¿Buscando al culpable... o buscando aliados?
—No, uh-uh—, dice Charlotte, moviendo el dedo. —No te quedes callado conmigo ahora. Tu culo de niña grande pensó que era una buena idea; no puedes retroceder con esa mierda ahora. Alguien va a confesar o nos quedaremos aquí sentados toda la noche. Todo el dia. Hasta el fin de los malditos tiempos, hasta que uno de ustedes, mocosos, diga la verdad.
Abigail se queda ahí parada, con los brazos cruzados. Sin decir una palabra.
No puedo soportarlo más.
—Abigail—, llamo, y el oxígeno sale de la hab
