ALIANNA
Tomaba mi cuarta taza de café al mediodía del día siguiente, pero razoné que lo merecía y lo necesitaba ya que tenía previsto cerrar mi otro trabajo esta noche. Eso significaba que estaría despierto al menos otras catorce horas, así que a pesar de la mirada de preocupación de Evie mientras me dirigía hacia la máquina de café, lo hice.
—¿Supongo que tu otro trabajo no requiere mano firme?— Ella resopló mientras me miraba tomar otras ocho onzas de cafeína pura.
—Oh, lo es, pero es más importante para mí estar despierto allí que estabilizarme—, dije, aunque eso era definitivamente una mentira. Mi jefe casi me envía a casa durante una de mis primeras noches de temblores. No estaba cargado de cafeína, solo estaba nervioso y cuando rompí una copa de martini frente a invitados VIP, ell
