La alarma de Raquiel sonó a las cinco de la mañana. Tenía muchas cosas que dejar listas antes de tomarse las pequeñas vacaciones de una semana por su cumpleaños. Miró a su lado, en donde vio a Vlad todavía dormitando plácidamente. Raquiel sonrió al recordar la razón por la que se habían quedado dormidos tan tarde. Habían hecho el amor hasta bien pasada la medianoche, y no querían parar, pero el rubio fue quien insistió para que durmieran, aunque fuera unas pocas horas. Esa noche viajarían a Emrystiel, y conociendo a su hermana, ya les tendría preparada una gran cena de bienvenida, así que no quería que los vieran ojerosos. Se quedó un rato mirando a Vlad. Así, dormido y despreocupado, parecía todavía un joven de 20 años. Todos ellos se habían quedado físicamente de 20 años, pero las ba