La primera sesión del Consejo de la Unión fue...incomoda. Se trató el tema que las hadas habían querido tratar desde hace tres años, y ese fue el por qué Emrystiel no había destruido las armas de hierro encantado. En la segunda sesión, Marco aseguró que es porque sus lores no permitieron que las armas se destruyeran “por si acaso” las volvían a necesitar, Kailus y Edgrev estaban tras la silla de su padre, con las manos en sus arcos, preparados por si debían disparar, aunque ningún monarca, ni siquiera la fastidiosa reina ninfa Freia se atrevió a mirar mal a Marco, no cuando sus hijos parecían querer matarlos a todos con esas miradas tan penetrantes. La mirada de Edgrev se suavizó un poco, por un breve instante, cuando se encontró con los ojos castaños de Andrew. El príncipe mago estaba