Riley pensó que definitivamente este no era su lugar, en medio de los tragos, cigarrillos y la música, las mujeres bailaban apenas si las distinguía con la poca luz que había en el lugar, los chicos hablaban de banalidades y cuando liberaban el humo de sus pulmones para Riley era un castigo al tener que aspirarlo, había jugado con su trago más que beberlo, mientras los chicos ya iban por el tercero.
–¿Cuál te gusta?
La mano de Tayler agitó la espalda del chico, lo hizo reaccionar viendo al escenario, tres chicas en lencería bailaban al ritmo de la música, no se les veía el rostro entre las luces rojas y azules del lugar.
–Creo que lo trajiste muy pronto –se burló uno de sus compañeros.
–Tal vez tiene otros gustos –dijo el otro.
–Me gustan las mujeres –aclaró Riley con rapidez –. L
