–¿Qué tienen hasta ahora? –preguntó Kalia al grupo de hombres frente a ella. Hace unos días, uno de sus hombres llamó a Mijaíl para indicarle que uno de los cargamentos de la mercadería no había llegado a su destino, el chico que supervisó las rutas ya no existía en este mundo por ordenes de Kalia, ya fuera traición o descuido, no había hecho bien su trabajo y debía pagar por eso. Cuando llegó a las bodegas ya había dado la orden de buscar el camión, principalmente al chófer y los dos hombres de seguridad que tranportaban el cargamento, hasta ahora no los habían encontrado. –Tenemos a la esposa de Torres, dama –titubeo el hombre encargado de la investigación y del grupo al frente. –¿Y eso de que me sirve a mí? –cuestionó ella –. Lo que quiero son sus ubicaciones. No le interesaba e