Limpiando mis lágrimas con cuidado de no dañar mi maquillaje, sonrío viendo a mi madre darse el beso frente al altar de flores que armaron para la ceremonia. Toda su familia aplaude, incluso yo lo hago sintiéndome feliz por ella y por esta nueva etapa en su vida. Hace un momento, firmaron su acta de matrimonio con la compañía del notario y ahora, están besándose, abrazándose y hablando entre ellos como dos almas enamoradas. Oficialmente, son esposos y yo no puedo sentirme más feliz en este momento por ambos. —Se ve radiante —me dice Aarón a mi lado, posando su mano en mi espalda—. Como tú. Sin dejar de aplaudir, volteo a verlo riéndome por su actitud. Con la confianza que hay ya de por medio en ambos, limpia con su pulgar mi mejilla mojada por mis lágrimas. —Señores, ¿Desean una copa de