Salgo del ascensor con mi cuerpo temblando, pero no del miedo, sino a causa de otras cosas. Abro la puerta de mi departamento con una gran sonrisa y la adrenalina al tope. Mi cuerpo arde, se está quemando debido a todo lo que estoy sintiendo a causa de un beso. Un beso que no me subió al cielo, sino que me bajó al mismísimo infierno de la pasión y la lujuria.
«¿Dónde quedó el Cedric delicado? Este es uno totalmente pasional y lleno de… ni siquiera sé cómo describirlo»
Lo primero que veo al llegar a mi sala, es a mi madre y a Kevin sentados en el sofá mirando un programa de televisión.
—Babi, mi niña… —exclama mi madre al verme, levantándose del sofá—. Llegaste…
Se acerca para saludarme con un cálido abrazo que recibo con mucho amor. Besa mi cabeza y al igual que ella, Kevin se levanta
