Me miro frente al espejo con mi rostro aún adormecido. Mis ojos están hinchados, mis labios también y mi cabello está despeinado, pero no como para espantar a los pájaros. Se nota que tuve una noche bastante movida, una noche sumamente alterada, frenética y placentera. Pero lo que confirma todo lo que anoche viví, son las marcas en mi cuello, hombros y pecho. Cedric Reed me ha dejado sus besos marcados en mi piel, al punto de que hoy parezcan moretones. Me quedo mirando con mi boca abierta, como sus dientes quedaron marcados en mí, al punto de aparecer que un animal me ha atacado. No sé si estoy loca, pero ver esto me saca una idiota sonrisa. Por supuesto, no soy de las que saldría a la calle mostrando estas marcas, ni siquiera dejaría que Caroline o mi madre las vieran ¡qué vergüenza!