—Antes, estaba herido porque no lo hiciste, Bárbara Collins. Desde que supe que eras mi esposa y oí lo que me dijeron de ti, te odié por haberme dejado, por haberme engañado, luego, te oí a ti, oí tu versión, y el odio caló más en mi corazón porque no volviste por mí… —dice con áspera voz—. Luego de nuestro regreso de Kentucky, pensé con cabeza fría y agradezco de que no me hayas buscado en el pasado.
Levanto mi cabeza de su pecho y busco su mirada en busca de una explicación.
—¿Por qué?
—Porque las razones detrás de las acciones de Wanda son más complejas, Bárbara —frunzo mi frente mirándolo sin comprender—. No pienso decirte cuáles son, y aunque me odies por esto que te voy a decir, me conviene que crean que yo nada sé.
—Yo no quiero que Wanda sepa de Christopher. Te lo prohíbo, Cedr
