Gracias al cielo, que hay un amplio corredor antes de llegar a la recepción, donde es el área que conecta todos los corredores y oficinas de esta planta. Mi sonrisa se ensancha al mirar a London detrás del escritorio haciendo su trabajo y al notar nuestra presencia, me responde con la misma sonrisa levantándose de su lugar. —Buenos días, señor Reed —saluda, dándole una mirada rápida a él—. Buenos días, Bárbara, qué alegría volver a verte aquí —me dice a mí con cariño. Sin importarme que Cedric esté detrás de mí, me acerco a mi amiga London y le doy un cálido abrazo como saludo. —Buenos días, London, ¡Estás aquí en presidencia! —El señor Reed me ascendió, así que ahora nos veremos mucho más —me dice en medio del abrazo. —Y yo feliz de tenerte aquí, amiga. —Señorita Collins, la estaré