—Señorita Collins —oigo su voz a la distancia y me remuevo—. Ya hemos llegado a Kentucky, señorita Collins, despierte. Abro mis ojos al oír el sonido de la puerta al ser cerrada y cuando miro a hacia esa dirección, él ya no está. Bostezo, me levanto lo más rápido que puedo y voy directo al baño para espabilarme un poco. Salgo de la habitación buscándolo con la mirada. Cedric aparece en mi campo de visión entrando de nuevo al Jet fijando sus ojos en mí sin dejar de avanzar. —¿Descansó? —indaga deteniéndose frente a mí. —Sí, gracias por preguntar. —Vamos, tenemos una reservación para desayunar —anuncia haciéndose a un lado—. Después de usted, señorita Collins. Avanzo agradeciéndole en voz baja caminando directo hacia la puerta de salida. La brisa fría, bastante fría me da la bienvenida