Quizás algo referente a la empresa lo puesto de mal humor y por eso su cambio de actitud. No es que estaba muy sociable y tratable en lo que llevábamos de la mañana, pero al menos podíamos cruzar pequeñas palabras sin que se sintiera tanto la aspereza de hace un momento. «¿Qué pasa por tu cabeza, Cedric?» Paso frente a Abril y me detengo al ella llamarme. —¿Te gustaría ir a almorzar conmigo y algunas compañeras? —me muestra una gran sonrisa—. Eres la nueva, así que debes de tener tu recibimiento, Bárbara. Sonrío, pero me siento extraña porque la castaña me toma del brazo como si fuéramos viejas amigas. —Lo lamento, Abril... —con cuidado de no parecer brusca, me zafo de su agarre—. Me encantaría, pero creo que lo tendremos que dejar para después porque ya tengo una cita. —Una cita