—¿He llegado tarde? —me apresuro a preguntar al llegar a recepción—. Lo lamento, es que el señor Reed, me detuvo un par de minutos. —Estás aquí y es lo que importa —dice Jean—. Me ahorraste ir por ti a la oficina del jefe. —Alguien, al parecer, quiere morir antes… —murmura Miranda en tono burlesco y todos nos reímos—. Mejor vamos, antes de que a algunos de los jefes le dé por llamarnos. —Sí, por favor —suplico—. Me gustaría compartir con ustedes antes de que al señor Reed, le dé por llamarme. Ayer lo hizo antes de que mi hora de almorzar finalizara, y de verdad, me encantaría poder disfrutar este tiempo con ustedes. —¿Mañana difícil? —inquiere Jean. Suspiro. —Un poco, sí… «Por no decir; una mañana tensa y extraña. La amabilidad de Cedric me confunde» —¿Miranda? —¿Sí, Jean? —Lleve