El sonido del celular me despertó, yo tenía a Barbara sobre mi pecho, ella levantó la cabeza y me miró mal. — ¿Que hora es? — Me preguntó. Yo tomé el celular que estaba sobre la mesa y mire el identificador de llamada. Aparte a Barbara y me levanté de la cama, era una video llamada de Caesar. — ¡Viviano idiota! — Me grito ella. — Son las ocho treinta de la mañana — Le informe. Ella abrió los ojos como platos y se levantó de la cama. — ¡Voy a llegar tarde! — Grito. El celular volvió a sonar, yo contesté de inmediato. — ¡Buenos días hombre! — Me saludo Caesar. — Buenos días — Le respondí. — ¿Se te pegaron las sábanas? — Me preguntó con una enorme sonrisa. — ¿Que quieres Caesar? — Le pregunté haciéndome el enfadado. — ¿Quieres ser mi padrino de bodas? — Me preguntó, dejándome com