Compañera acosada de los trillizos Alfa

CUATRO

Punto de vista de Ember:

—¿Ember? —Tristen preguntó en voz baja, el shock evidente en su voz.

Lucas y Caleb parecían igual de impactados al verme. ¿A qué tipo de destino desafortunado estoy atada? Ser la pareja de mis acosadores trillizos era algo que nunca me había imaginado.

Los ojos de Caleb se estrecharon incrédulos.

—Debes estar bromeando. Esto... esto es una broma enferma, ¿verdad?

Lucas apretó la mandíbula, su habitual actitud despreocupada reemplazada por la ira.

—De todas las parejas posibles, ¿ella es la que la diosa de la luna decidió maldecirnos?

Tristen dio un paso atrás como si se estuviera alejando de una desagradable vista.

—De ninguna manera. Esto no puede estar pasando.

Permanecí congelada, todavía en shock al descubrir la identidad de mis parejas y la dura realidad de que me encontraban repulsiva.

Lucas se burló, su tono lleno de ira.

—La diosa de la luna debe estar jugando un juego enfermo con nosotros. No podemos estar destinados a alguien como ella.

La mirada de Tristen se clavó en mí y su voz se volvió venenosa.

—Ya has manchado suficientemente nuestra reputación en la escuela, ¿y ahora se supone que serás nuestra pareja? No lo aceptaré.

Sentí el dolor del rechazo, no solo de ellos, sino de la cruel mano del destino mismo.

—Tampoco pedí esto —logré murmurar, mi voz apenas audible.

Lucas se burló de nuevo, sus ojos brillaban de furia.

—Bueno, no te aceptamos como nuestra pareja. Encuentra a alguien más con quien cargar con tu presencia.

Mis ojos ardían de lágrimas por sus palabras crueles, incapaz de soportarlo más, salí corriendo. Mi visión estaba borrosa por las lágrimas.

El dolor que sentía era abrumador.

Mientras corría lejos del salón principal, el aire fresco hacía poco para aliviar el ardor en mi pecho. No quería volver a la casa de la manada porque no podía soportar ver a los trillizos en este momento y escuchar las palabras hirientes que tenían para mí.

Me detuve para observar mi nuevos alrededores, había estado corriendo completamente perdida en mis pensamientos, era un milagro que no me hubiera dado un golpe en la cabeza en algún lugar.

Estaba en el tranquilo lago cerca de la academia, este lugar era conocido por ser tan silencioso como un cementerio con apenas visitantes. Lo único que interrumpía el silencio era el relajante sonido del agua fluyendo por el lago.

Me agaché en el borde del lago para permitirme calmarme. Ya había dejado de llorar, pero el dolor en mi corazón seguía tan fresco como siempre.

El silencio se interrumpió por el sonido de pasos enojados acercándose. Me volví alarmada para ver a mi nueva compañía y me retorcí de molestia al ver a las novias de los trillizos. Como de costumbre, había irritación en todas sus caras.

Dios, no de nuevo, tratar con ellas era lo último que quería.

—¡Perra! ¿Estás muy feliz después de lo que acabas de causar, verdad? —gritó Fiona enojada.

—Vas a pagar por esto, asquerosa perra —dijo Diana bruscamente.

Vera, que parecía la más enojada, corrió hacia mí y me jaló furiosamente un mechón de cabello, agarrándome.

—Déjame en paz, maldita sea, no hice nada —respondí igualmente enfadada.

Estaba completamente confundida sobre de qué estaban hablando y honestamente, mi estado de ánimo ya estaba demasiado afectado como para lidiar con su cruel comportamiento en silencio. Intenté empujar a Vera para hacerla caer de bruces en la arena.

—Todavía tienes el descaro de negarlo, ¿eh? Te enseñaremos una buena lección —dijo Fiona y levantó sus tacones, clavándolos en medio de mi estómago.

—¡Ugh! —tosí, el dolor que siguió era insoportable.

Diana se abalanzó sobre mí, manteniéndome quieta en el suelo, como si tuviera la fuerza para levantarme después del daño que Fiona me había causado.

—¡Porque! ¡Debido a! ¡Tú! ¡Lucas! ¡Me dejó! —Diana gritó, golpeándome después de cada palabra. Solo puedo imaginar el daño que vería en mi cuerpo después de todo esto, eso es si sobrevivía. Parecía que estaban en una misión para acabar conmigo.

¿Qué? ¿Lucas terminó con Diana? ¿Cómo fue eso culpa mía?

—¡Baja vida! ¡Ahora los trillizos nos han dejado por tu culpa! —Vera escupió, lanzando un puñetazo en mi dirección.

—Prometo que no hice nada, no tenía ni idea —logré balbucear.

—Calla, mentirosa. Ugh, me enervas tanto —dijo Fiona.

Los golpes siguieron, mi cuerpo magullado y en completo dolor.

—P-por favor, p-paren —supliqué, mi voz quebrada por tanto llorar.

—¡Esto es lo que mereces! En dolor y suplicando por tu vida —Diana se rio maliciosamente.

¿Por qué los trillizos terminaron con sus novias? Ellos ya dejaron claro que no me querían, así que ¿por qué terminaron las cosas con sus novias tan rápido?

No tenía control sobre sus decisiones, pero parecía que estas chicas necesitaban a alguien a quien culpar, y me convertí en el desafortunado objetivo.

—¿Cómo es posible que alguien como tú, una omega asquerosa, esté emparejada con los tres hijos Alfa dorados? Deberíamos haber sido nosotras, no una perra codiciosa —gritó Vera, apretando mi cabello más fuerte que nunca. Era como si tuviera la intención de arrancármelo del cráneo.

—¡Arghhhh! —grité de tanto dolor, sentía que estaba a punto de desmayarme, estaba perdiendo lentamente la conciencia.

—Detente, no la mates podríamos meternos en problemas —escuché la voz de Fiona débilmente.

Los golpes de Diana se detuvieron y el peso de su cuerpo se levantó.

—¿Qué hacemos ahora con ella? ¿Cómo explicamos esto? —dijo Diana, su voz casi como un murmullo para mí, ya que poco a poco caía en un silencio total.

—Tiremos de ella al lago. Su caso podría pasar como si hubiera sido herida por animales salvajes. A nadie le importa lo suficiente como para investigarlo de todos modos —sugirió una de ellas, apenas podía distinguir las voces ahora.

Sentí que me levantaban y me llevaban a algún lugar, quería luchar por mi vida, pero mis extremidades se sentían como si estuvieran muertas y mis párpados no se atrevían a separarse sin importar cuánto lo intentara.

—Nos vemos en el infierno, perra —dijo una voz siniestra y de repente caí en las gélidas aguas del lago. El agua me ahogó y me quedé sin fuerzas para luchar por mi vida.

Esto era todo...