—Los rebeldes.......—dije en un susurro
—Amor, ¿qué pasa?—pregunta Susy detrás de mí, ya que ella logró sentir que me tense
—Vámonos— tomé de su muñeca y salimos del bosque, caminamos hasta a casa sin decir ni una palabra, ella solo me miraba preguntándose el que me pasa, al llegar a casa, Susy se acercó a ver a Logan y Layla, ellos estaban bien, me senté en la orilla de la cama y ella se puso detrás de mí
—Beck, desde que vimos a esas personas en el bosque no has dicho nada y has actuado de lo más raro, ¿qué ocurre?—pone sus manos en mi cuello dándome un masaje
—Todo está bien amor, no pasa nada—gire un poco la cabeza para verla y sonreírle leve
—No te creo—me conoce bastante bien
—De verdad amor, todo está bien—gire completamente hacia ella, acostándola—Mejor hay que dormir—bese sus labios y la acurruque junto a mí
Ella se terminó quedando dormida después de unos minutos, yo no podía conciliar el sueño, el hecho de pensar en el regreso de los rebeldes, me pone muy tenso, siento rabia al recordar aquel día en que ellos me hicieron daño, todo se vuelve a juntar, las cosas del pasado, vuelven a atormentarme, me siento sumamente molesto con esto. Decidí salir de la casa e ir de cacería, me voy a hurtadillas sin que Susy y los bebés se den cuenta
—¿Amor?—dice Susy apoyándose con el codo, soñolienta
—No es nada amor, duerme—estoy parado frente a ella como Hellbe
Por suerte Susy ya no se despertó, me imagino que pensó que estaba soñando, eso me alegra. Salí de casa y caminaba por los arroyos, nada interesante pasaba ante mi vista. Estaba decidido a irme, pero vi pasar a un chico, tengo que salir de mi escondite, para poder atacarlo, si se tratara de un niño, sería más sencillo. Iba por los callejones, ha esta gente no se le quita la idea de pasar tan noche en callejones solos. Iba distraído con su teléfono, me pare frente a él y chocó conmigo, él no me veía bien e iba a disculparse, pero en cuanto me acerque más a él comenzó a titubear
—Muéstrame tu mayor miedo—apreté su cuello y cierro los ojos—Algo tan fácil y sencillo—sonrió soltando una risa siniestra
—Por favor.... por favor no me lastimes—dijo el chico llorando, pensé que sería más valiente
—Mi apetito se ha hecho presente y quiero un poco de energía—me reí como un idiota desquiciado
Al parecer el chico temía por los mismísimos payasos, así que fue tan fácil para mí, pude transformarme en uno, era un payaso enorme, cabello rojo, piel pálida, ojos negros, labios negros y unos dientes sumamente filosos, el comenzó a gritar, le tape la boca, cerré los ojos, manipule algunos cuchillos, flotando cerca del chico, al abrir los ojos, montones de cuchillos se clavaron en él, pegados a la pared, desangrándolo y matándolo enseguida, la sangre salpico mi cara y manos, mi energía se siente mejor, ahora que ya todo está mejor, regrese de nuevo a casa cauteloso, me transforme en Hellbe, mire a mis bebés y Layla estaba despierta
—Hola linda, ¿por qué estás despierta hum?—comencé a hacerle muecas y después la cargue—Algún día irás conmigo de cacería—ella paseaba su mano por mi cara
—Hey, tranquila linda, si mamá ve esto me mata—su mano se había llenado de sangre y se la llevó a la boca, pero se la quite—Duerme mi niña, duerme—la acosté de nuevo en la cuna y se quedó quieta
Me acosté junto a Susy, al sentirme ella me abrazó. A la mañana siguiente desperté primero que ella, me aliste y me prepare para ir al trabajo. Tenía la necesidad de ir con Elisa y saber qué sabía ella sobre los rebeldes, ella me aseguró que no está unida a ellos, pero algo debe de saber. Primero fui al trabajo, en cuanto salga tendré que ir a casa de Elisa. Las horas fueron eternas, al salir Chris me cuestionó el porqué la prisa, pero era obvio que no le diría. Maneje hasta la casa de Elisa, me demore un poco porque había algo de tráfico, lo cual es sumamente extraño que esto suceda en Harpers Ferry. Por fin llegué a casa de Elisa, bajo del auto algo nervioso, sé que le dije que no quería saber de ella, pero esto es necesario, toque la puerta un par de veces y ella abrió
—Hola, que.... qué sorpresa—dice Elisa parada frente a la puerta
—Hola, ¿puedo pasar?—me recargo en el marco de la puerta y ella se hace a un lado
—Claro, pasa, ¿quieres algo de beber?—me siento en el sofá y ella va a la cocina
—No vengo de visita—digo sacando un cigarrillo
—Y dime, ¿a qué se debe que estés aquí?—se acerca a mí y me ofreció un vaso de agua, lo agarre, ella tomó asiento frente a mí
—Bueno, yo quería preguntarte algo importante, ¿te molesta?—le muestro el cigarro y ella niega
—¿De qué se trata Beck?—se recarga con cuidado en el sofá
—¿Tú sabes algo sobre los rebeldes?—la miro serio mientras fumo un poco
—No, ¿por qué me preguntas eso? No vayas a pensar de nuevo en qué...—la interrumpo
—No, no creo que tú tengas que ver en esto, pero supuse que tú sabrías que los rebeldes regresaron—digo muy serio
—No tenía idea, solo sabía que Marcus regresaría—dijo pensativa
—Anoche decidí ir al mismo lugar a donde Susy fue y puede distinguir sus rostros—aprieto con fuerza el vaso hasta quebrarlo
—¡Beck!—dijo Elisa, asustada, se acercó a mí y limpiaba mi mano
—Esos imbéciles golpearon a Susy—digo restando importancia a mi mano, la llevó a mi boca y succiono la sangre
—Entonces ellos hicieron lo mismo conmigo, pero, ¿por qué?—me ve angustiada
—No lo sé, pero debemos acabar con esto, si se metieron con Susy, se meterán conmigo de nuevo—dije cambiando el color de mis ojos