•Biblioteca.
–Antes de iniciar quisiera preguntarles algo... –la hermosa mujer hablaría mientras miraba a sus espectadores, los cuales ansiosos la miraban esperando a que comenzara a leer nuevamente aquella historia.
No sabia si en verdad eran apasionados a aquello o simplemente era el aburrimiento, pero ella tanto como los demas disfrutaban de aquello. —Ustedes... ¿creen que una mujer sea capaz de salvar el mundo? —Aquella pregunta dejaria un silencio sepulcral en la sala, hasta que finalmente alguien hablo.
—Es imposible salvar algo que ya esta destruido... pero uno siempre puede llevarse sorpresas.—aquellas simples palabras sacaría pequeñas risas en Vanessa, la cual habia abierto el libro a este punto.
-Ya terminamos con el prologo...
El primer capitulo de esta historia se llama... Reina de los mares.
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•Era Mesozoica.
Nuevamente el tiempo no dio tregua a nadie y los años pasaron.
Nada fue igual, pero el que paso en aquellos años sera una historia del mañana.
Ya que tarde o temprano, todo saldra a la luz.
Pero hoy, la unica luz que daba en toda su gloria era la del sol alzado en el cielo con todo.
Aunque a pesar de los años el unico lugar donde seguia sin dar el sol, seria en las profundidades del mar.
El sol se perdia de tantas cosas por no poder llegar a mirar a aquellos lugares desconocidos pero llenos de maravillas inigualables.
O perderse de entretenidas situaciones que ocurrían.. en el castillo de Okeon.
-¡KHRATEIAAAAAA! –Gritaría Okeon mientras buscaba a su hija por todo el castillo, portando un drama y un sufrimiento digno de un grammy, pues en cada habitacion que llegaba y no la veia seria un cuarto en el que se recostaría de la pared y haria su mejor drama ahi por que no conseguía a su hija.
Y asi estuvo cuarto por cuarto, hasta que llego al salon de su hogar y cansado se tiro en un sillon, tratando de recuperar su respiracion.
-ay yo ya no estoy para estoy movimientos... ay mi espalda... –se quejaría a pesar de que bueno... era un dios y no podia envejecer ¿saben?, Pero pobrecito hay que entenderlo, esta cansado.-No yo definitivamente yo sabia que no podia levantarme antes de las 12, siempre que madrugo me pongo asi.
¿que hacia yo? No recuerdo... AY MI HIJA-... no yo mejor me quedo aqui. –Diria mientras se acomodaba en aquel sillon, y con unas capacidades envidiable se quedaría dormido en cuestion de segundos.
Y no paso mucho tiempo despues de que se quedo dormido el dios para que apareciera la chica que el tanto estaba buscando, portando un hermoso vestido azul que resaltaba aquella piel terriblemente blanca y perfecta.
Una hermosa sonrisa apareciera en los labios de aquella chica mientras observaba a su padre, al cual se acercaría y le comenzaría a picar la mejilla, buscando despertarlo.
-...
Padre...-lo llamaría de forma leve, mas al ver que no despertaba solo soltaría un suspiro, levantándose de su puesto para comenzar a caminar por los pasillos de aquel castillo, dejando que sus manos acariciaran la superficie de las paredes aterciopeladas y decoradas finamente con oro.
Todo obra de su hermano mayor Aegeon, el cual siempre habia tenido un excepcional gusto en interiores y dejo aquel castillo punta en blanco.
Sus manos fueron oro puro y creaban hermosas maravillas, por eso admiraba tanto a aquel hombre.
Y tras cada paso, terminaría por llegar hacia la sala de tronos, puertas que dos caballeros abrirían de par en par por ella y ante su presencia se arrodillaron.
-Reina Khrateia, es un gusto verla. –hablaron ambos guardias por igual, aquello provocaría pequeñas risas en la mujer la cual decidio acariciar el cabello de ambos con suavidad.
Aunque no evito reir aun mas cuando vio que estos mismos ante su tacto no aguantaron ni sus propias piernas y cayeron desplomados contra el suelo, y con un movimiento danzante en su cuerpo entro a la sala de tronos, mirando como estaba llena de hombres que formaban filas y al frente de ellos estaba su hermano mayor, Sheos.
Aquellos hombres no tardaron mucho en arrodillarse tambien ante su presencia, lo cual volvio mucho mas grande su sonrisa mientras tomaba entre manos su corona, colocandola en su cabeza.
-Se dice hola hermano, que tal va todo.. ¿o no?
-yo veo que todo va de maravilla... aunque insisto en que no me quiero casar. -exclamaria la mujer mientras iba a sentarse en su trono, cruzando sus piernas.-Y desde aqui ya descarto a varios... ya te dije que detesto los hombres delgados.
-Vale... se pueden retirar, en un rato volvere con ustedes. –no pasaría mucho tiempo para que los hombres se retiraran, haciendo que hermanos se quedaran solos.-cumples muy bien tu trabajo como diosa personificacion de la belleza...
Haces que los hombres mueran por ti y eres una de las mas deseadas de todas las diosas. Estoy orgulloso de ello, pero ebes recordar actuar con cuidado pues Mhores siempre a estado descontenta con el hecho de que tu seas la reina de los mares, asi que te recomiendo casarte con un hombre, eso hara parecer que tomas en serio tu papel como mujer y Mhores no tendra como hablar mal de ti. –recomendaría aquel hermano a la mujer sentada en el trono, la cual solo solto un resoplido.
-No es culpa mia que las lenguas hablen de mi falsa promisquidad...
Yo no debo nada nadie y no tengo el porque temer de malas palabras, mi pureza sigue intacta y no ha sido entregada a nadie.
En cambio, es ella a la que debe temer las malas lenguas, pues nadie la defendera si habla mal de mi.
Ademas, yo no necesito de ningun hombre para poder gobernar, lo he hecho perfectamente todos estos años y no hay reina en mares, cielo o tierra mas amada que yo. –aquella voz seria firme a medida que hablaba, pero al final se suavizaria un poco al recordar que aquel hombre frente ella era su hermano.-retirate... tengo trabajo que hacer.
Un suspiro se escucharia por parte de aquel hombre, el cual la miraba de una manera algo indescriptible, la cual la chica no lograba descifrar fácilmente.
-trato de ayudarte, Khrateia..
-y estoy agradecida por ello per no lo necesito, en su lugar ayuda a Taumas, papa ya esta preocupado por su eterna solteria y ya hasta piensa que tiene un gusto por los varones...-aquellas palabras saldrian de su boca con tranquilidad, a pesar de que queria reir tras la expresion de su hermano.
-¿tu crees?
ay no... no importa.
Y tu señorita, escucha mis consejos. Tu mas que nadie sabe que yo hago las cosas por algo, si no te casas pronto todo terminara mal. –sus pasos comenzaron a dirigirse en direccion a la salida, mirando de vez en cuando a su hermana menor.
-Nada que yo no pueda solucionar. –exclamaria mientras con su mano se despidió de su hermano, riendose suavemente.
Y apenas este se fue rompería su postura recta y se dejaria caer de aquel trono, descansando su espalda un poco mientras miraba el techo de aquella sala de tronos, el cual estaba lleno de dibujos de las historias y logros de cada uno de los miembros de la familia, pero ver aquello solo la preocuparía un poco mas, si no fuera suficiente ya con su hermano Sheos.
Pero con el paso de millones de años la aparicion de nuevos dioses ha sido inevitable, lo cual al principio era emocionante para ella ya que todos y cada uno de ellos llegaba al castillo con tal de conocerla y con todos lograba llevarse bien...
Bueno, con excepciones, siempre terminaban buscando de nuevo buscando su favor.
Pero en los ultimos años la aparicion de dioses extremadamente poderosos habia sido el foco de su atencion y la inseguridad de no ser tan fuerte como lo necesitaba la comía por dentro.
Y mientras ella dia y noche entrenaba y llevaba su cuerpo a los limites con tal de ser mucho mas fuerte, por el lado de su hermano el imponía el que se casara por razones que ella misma desconocía y que solo la preocupaban cada vez mas.
Pero al parecer ella era la unica que desconocía la razon, pues incluso su propio padre, aquel hombre que siempre espantaba a los pretendientes de la puerta de la casa insistió en que se casara.
-Pero si fuera por aquellos dioses nuevos insistirían en que me case con alguien poderoso... no con un dios de un arbol... –una expresion de incredulidad aparecería en su rostro al imaginarse casada con un arbol, negando suavemente con su cabeza.-Que raro seria eso... —Negaría varias veces con su cabeza, buscando olvidarse de aquel tema.
Después de todo, aquel tema era de lo menos importante en estos momentos.
La idea de casarse podía ser algo secundario para ella misma en este momento, en el cual el mundo fuera de los mares enfrentaba una gran crisis por culpa de un pequeño grupo de aquellos dioses jóvenes.
y aquello, lamentablemente la afectaba tanto a ella como a los demás.
Pero como reina, estaba lista para afrontarlos.