¿Dónde comenzó?

823 Words
EVAN KAVANAGH  Un año antes. Estaba tan contento por hacer este viaje y dejar atrás la estupidez que había sido mi relación con Alice. No entiendo cómo, sin embargo, ahora todo era tan obvio, ella sólo buscaba acercarse a Cameron por cualquier medio. Y yo era ese medio. No estaba molesto con ella o ni mucho menos con Cam. Estoy enfurecido conmigo por ser siempre el más grande imbécil. Habíamos sido la pareja sensación y todos los medios querían publicar sobre nosotros. No debí haber permitido que eso sucediera. Por lo menos ahora todo estaba terminado. Nunca debí haberme distraído tanto de mis prioridades. La escena se reproducía una y otra vez en mi mente y no podía hacer nada al respecto, ella estaba siempre en la misma posición sobre la cama de Cameron. ¿Por qué tenía que haber entrado justo en ese momento? Maldita sea. Ella siempre había estado junto a los dos, habíamos estado inseparables y teníamos mucho tiempo de noviazgo para eso. Sus palabras quemaban en mi interior, “si fueras un poco más como Cameron a lo mejor y me interesa”. ¿Cómo pudo decir algo así?  Ahora después de la ruptura lo único que tenía eran pendientes, demasiados pendientes que pospuse de la empresa, todo por ella. Pero no lograba concentrarme en ellos, así que lo mejor era despejar un poco mi mente y después resolverlos de forma eficaz. Mis padres en todo momento al tanto de mí, tan amorosos que me daba tanto miedo el decepcionarlos.  Ellos ignoraban todo lo que yo sabía acerca de los negocios que tenían ocultos, por eso trataban con toda su fuerza mantenerme al margen mostrándome solo la imagen amorosa de padres y no toda la podredumbre de personas que eran en realidad. Cuando les comenté de mi viaje, los dos de manera tan sorprendente olieron los motivos por los cuales había decidido irme de vacaciones con Cameron y su familia, sin embargo, estaban contentos porque no tendrían que lidiar conmigo rondando. Éramos una gran familia feliz. ¡Estoy listo Cam! –dije llegando a su casa. Hola Evan, Cameron aún no termina su maleta. Se tarda demasiado, es súper lento, ¿verdad? – me dijo Mara dándome paso para entrar y tomándome un gran abrazo. Hola Mara, ¿tú ya estás lista? Me imagino que estas muy entusiasmada. En unas horas llegaremos a ese lugar que encontraste. Yo tengo mis maletas listas desde hace mil años. No entiendo esa manía que tienen de seguir tratándome como si fuera una niña. Tan sólo son cinco años mayores e incluso he tenido novios de su edad. Cameron está en su alcoba y mi padre aun no llega de la oficina. –dijo mientras caminaba a la cocina. Sabía que Mara ya no era una niña. Ella era ahora una mujer, pero para nosotros siempre sería esa pequeña niña a la que tendríamos que cuidar. Se había vuelto tan bella, su rostro tan estilizado con los ojos tan brillantes y la sonrisa tan resplandeciente. Ella siempre sería como mi hermanita. Mi familia. Llegue a la habitación de Cameron. Pero no me atrevía a tocar la puerta y entrar. No lo había visto desde que pasó el incidente con Alice, era extraño sentirme ajeno a esta casa después de tanto tiempo. En cuanto iba a tocar la puerta se abrió y estaba de pie frente a Cameron. Hola… -dije tan nervioso como cuando nos conocimos hace veinte años. Genial, creí que me abandonarías en esta locura de viaje. – se acercó a darme un abrazo. La tensión se había roto. No te dejaría sólo en algo que puede ser tan épico como los otros viajes. Pero no sabía que vendría también tu padre. Ni yo lo sabía hasta esta mañana, al parecer el señor perfecto sigue dudando de su hijo. –dijo con amargura en su voz. No te preocupes, nos divertiremos, aunque esté él. –sonreí. Empezamos a bajar las maletas a la sala donde se encontraba Mara. ¿Qué es lo que sabes sobre el lugar que visitamos? ¿Dónde dices que esta? – platicamos los tres mientras esperábamos a que llegara su padre. Tranquilos muchachos, yo ya me encargué de comprar los boletos y hacer los arreglos necesarios. Confíen. – Mara nos sonreía con autosuficiencia y maldad. En realidad, no tengo ni idea de porqué papá aceptó este viaje si no lo tiene todo controlado como suele hacerlo. Eso es porque lo organizo yo y a mí me ama. –Mara me abrazo jugueteando con Cameron mientras iba a recibir a su padre. Mara se veía tan feliz como cuando éramos niños y nos llevaban a acampar. Esa sonrisa era tan especial que los tres haríamos cualquier cosa por mantenerla siempre intacta. Ella entró corriendo a la cocina. ¡YA ES HORA! ¡Vamos, la aventura nos espera! – dijo como si ella tuviera el monopolio del entusiasmo.
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