Nuevas amistades.

611 Words
Andrea Price. Entré al restaurante que se encontraba comunicado con el hotel. Moría de hambre. Eran cerca de las siete de la noche. Ya gozaba de un bellísimo atardecer, este espectáculo natural era increíble. La luz se filtraba por los enormes árboles y los colores se intensificaban. Por la “divertida” charla con la señora, perdí al grupo. No importaba tanto, este viaje lo disfrutaba sola y compartir con otras personas era hasta cierto punto incómodo. Yo asumo mi tiempo, mi ritmo y ya habían pasado muchos años siendo de esa manera. Me senté en una palapa de la terraza para disfrutar de todo lo que brindaba la naturaleza. ¡Hey Andy! ¿Y qué tal va tu día? –Se sentó la recepcionista en una de las sillas enfrente de mí.  La volteé a ver y le sonreí. Odiaba que me llamaran Andy, eso sólo me hacía recordar y yo no quería eso. Era una chica bastante atractiva y demasiado extrovertida.  Lo siento. Debes de creer que soy grosera. Soy Johana. –extendió su mano a modo de presentación. Dudaba si hacerlo, pero la estreché. Mucho gusto Johana. Está yendo muy bien gracias, este lugar es una joya. Oye y ¿Dónde está tu novio? –preguntó mientras miraba a todos lados como si lo buscara. ¿Novio? Yo no tengo novio. Llegué sola a este lugar. Bueno con otra chica, pero ella está en su casa. –Le conteste sin saber a lo que se refería. Cielos, ¿Se pelearon? Pero no entiendo el chico era de lo más lindo y estoy segura que se llevaban muy bien. Sabes tengo un buen ojo para eso del amor. Él llegó a la recepción preguntando por ti. –Ahora sabía a quién se refería. No era posible que hiciera eso. No, no me he peleado con nadie. En verdad no tengo novio, estoy aquí por mi cuenta y sobre el chavo que te dijo eso, te mintió. Nos conocimos en el autobús, pero nada más. –Explique dándome cuenta que ella estaba apenada por su error. – No te preocupes no pasa nada. Llegó el mesero con nuestros menús, ella me volteo a ver preguntándome si me importaba comer con ella. Su compañía era agradable. Me vendría bien, así que se quedó a comer conmigo. La comida era deliciosa y ella no paraba de hablar. Eso era bueno porque yo había perdido mis dotes sociales. Yo la escuchaba y escuchar era agradable. Para cuando terminamos de comer ya estaba completamente oscuro. Las estrellas brillaban de manera inefable. La luna estaba oculta. La noche deslumbraba. ¿Qué harás ahora? –Me pregunto, más como una invitación a estar juntas. Iré a mi habitación, estoy algo cansada, el viaje estuvo algo pesado. –su mirada se puso triste. No me gustaba esa mirada, me recordaba a cuando era niña. Sabía que me arrepentiría de esto, pero ni modo. - ¿Qué se hace a esta hora en este lugar? –sus ojos brillaron de emoción. ¡Vamos a ir al carnaval! Es asombroso, podremos disfrutar de las fiestas de este lugar. Ayer fue el inicio y pues podremos disfrutarlo todo. - Johana no paraba de mirarme esperando ver que su emoción me contagiara. Llegue en un buen momento. Es increíble que las fechas coincidieran. Pero, aun así, quisiera darme un baño. ¿Te veo en la plaza en una hora? – dije mientras nos poníamos de pie para irnos cada quien por su lado. Perfecto, nos vemos. –dijo y se fue feliz por la puerta principal del lugar, mientras yo me dirigía a la puerta que me daba paso al hotel.
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