Episodio 8

1704 Words
- Faltan solo tres días para la boda y aún no eliges un vestido Allison. - dice mi madre con enfado. - Lo siento mamá pero los vestidos que Amanda y tú quieren que me ponga son ridículos y pasados de moda. Déjame escogerlo, por favor, solo eso te pido ya que no me diste a elegir con quien casarme. - mi madre cierra los ojos al escucharme y pone una de sus manos en su frente. - Está bien Allison, elige el bendito vestido pero hazlo rápido, te casas en setenta y dos horas. Yo me voy de aquí. - se levanta del sofá, toma su bolso y se va. - Ma... ¿Es en serio? Ahgg, ok Allison, tu puedes hacer esto. - me miró en el espejo mientras me doy ánimos y veo el horrible vestido que mi madre hizo que me pusiera. - Ay no, no puedo. - digo con una voz chillona después de probarme más de cincuenta vestidos. De repente uno de los vendedores sale con un vestido hermoso, flores en encaje, bordado, con un escote en forma de corazón y una falda muy esponjosa. Miro el vestido con la boca abierta. - Es hermoso. - digo y el vendedor asiente. - Es el nuevo diseño de Diego Petroni, el único por cierto. - ¿Puedo probarmelo? - cuestiono emocionada y él vuelve a asentir. Después de ponerme el vestido salgo y me veo en el espejo, al ver mi reflejo no puedo creer que sea yo, es el vestido perfecto. Me tomo una fotografía y se la mando a mi madre, Amanda y por supuesto a Ana. Las tres aprueban mi elección y mi madre me manda audios casi llorando de la emoción al igual que Ana. Entro de nuevo al vestidor y me quito con mucho cuidado el vestido tratando de no arruinarlo. Me pongo mi ropa y después de eso salgo para buscar al vendedor. - Me lo llevo. - le indico al vendedor al encontrarlo frente al vestidor. - ¿Pagará con tarjeta o con efectivo? - ¿Crees que alguien traería en efectivo todo el dinero que cuesta este vestido? ¿No? Yo tampoco. - le digo y río ante el pésimo chiste que acabo de decir. - Yo tampoco lo creo. - escucho la voz de Harry, comienzo a buscarlo con la mirada y lo encuentro del lado izquierdo de donde yo estoy. - ¡Harry! - digo sorprendida. - Tome, carguelo a mi cuenta. - le indica al vendedor y este solo asiente tomando la tarjeta de crédito de Harry. - No es necesario, yo puedo pagarlo. - digo y le extiendo mi tarjeta al vendedor. Harry me mira y entre cierra los ojos. - Es el primer regalo que quiero darte, futura esposa. - se acerca a mi y sacude mi cabello. - Awww, son una pareja muy tierna. - dice una de las vendedoras que por alguna razón no habíamos visto. Harry carraspea y se rasca la cabeza mientras sonríe nervioso, yo, por otro lado siento que las mejillas me hierven y trato de esconderme de la mirada de los vendedores y de Harry. - Toma tu vestido y vámonos, pequeña Ali. - ordena Harry con voz dulce. Solo sonrío y tomo mi bolso. Harry toma la caja del vestido mano y con la otra toma mi mano izquierda. Al salir de ahí Harry me suelta y le extiende la caja a Luck. - ¿Quieres ir a comer? - cuestiona Harry con su típico tono serio y frío. - ¿A comer? ¿Tú y yo? - pregunto sorprendida y Harry niega con la cabeza. - Estaba invitando a Luck. - responde con sarcasmo y se da la vuelta. - Muy chistoso. - respondo caminando hacia mi auto. - Intentaba que nos conociéramos, pero ya que no quieres, no hay nada que hacer. - dice y yo cierro los ojos al recordar la cena en aquel restaurante y mi propuesta de querer conocerlo. - Harry, espera. - camino hacia él y el gira para verme. - Está bien, vamos. - Ok. Por cierto, ¿No traes otra ropa? - dice mirándome de arriba a abajo. - ¿Que tiene mi ropa? - me miro y después a él. - Bueno, chaqueta de cuero, jeans negros, botines, no es la vestimenta apta para el lugar al que quiero llevarte. - frunso el ceño y analizo su vestimenta, es más que obvia, trae el típico traje de empresario millonario. Un chasquido sale de mi boca y me doy la vuelta. - Allison, espera. - ¿Qué? ¿Vas a seguir hablando mal de mi forma de vestir? - lo miro y levanto la voz. - No soy la prometida perfecta, jamás voy a vestirme como mi madre o como la tuya, no seré como tú quisieras que fuera... - Tampoco soy lo que tu quisieras que fuera. - dice Harry interrumpiendome. - Solo, vamos a comer, a cualquier lugar, el que tu quieras, necesitamos conocernos un poco o si no nuestra vida como esposos será un infierno. Lo miro con mis ojos cristalizados y me doy la vuelta al sentir que una lágrima se aproxima a salir. Limpio mis ojos y me giro quedando frente a él. - Creo que tienes razón. Vamos, tu escoge. - Harry extiende su mano para que la tome pero yo no lo hago y paso con velocidad al lado de el y entro al auto. Llegamos a un restaurante con un aspecto minimalista y también con vista al mar. Harry entra y pide una mesa, el joven que nos atiende nos lleva hasta una hermosa terraza frente al mar donde se siente la brisa marina y el sonido de las olas pegando contra unas rocas. Se nos acerca un mesero y nos toma la orden, el mesero me alienta a probar algo de mariscos pero yo me niego rotundamente, no son de mi gusto, la verdad. Harry me mira divertido y yo me molesto por su gesto. - ¿Que te divierte? - Tu cara de asco al escuchar al mesero decir "mariscos". - responde ahogando una risa. - No me gustan, su olor y sabor son muy fuertes para mí gusto. - Creo que es lo primero que se de ti. - sonríe y toma un poco de agua. - Yo soy alérgico a la nuez. - Ya lo sabía. También se que te gusta el pastel de zarzamora y que antes de trabajar con tu padre eras menos... gruñón. - digo y levanto mis hombros, Harry se acomoda en la silla y carraspea. - ¿Quién te dijo eso? - Imanol. - digo y el pone su rostro tenso. - Es decir, él me ayudó a elegir el pastel así que tal vez lo obligue a decir algunas cosas. No te molesta o ¿Si? - Harry niega con la cabeza. - La próxima vez, lo que quieras saber de mi, me lo preguntas a mi, a nadie más. - me mira a los ojos y relaja de poco en poco el rostro, yo solo asiento y un mesero llega con nuestra comida. Mientras comíamos comenzamos a hablar de las cosas que nos gustan, de las que no y un par de anécdotas de nuestra infancia, en general evitamos hablar de temas profundos, creo que aún nos incomoda entrar en esa área. En este momento estamos caminando a la orilla de la playa, el sol comienza a meterse y la arena se siente muy bien en mis pies descalzos, si, nos quitamos los zapatos, obviamente. - ¿Nos sentamos? - dice Harry señalando una gran piedra. - Si. - respondo mientras comienzo a caminar hacia allá. Al sentarnos Harry suspira y mira hacia el mar. - ¿Piensas entrar a la universidad? - Si, espero que eso no le incomode a mi futuro esposo. - Harry sonríe sin dejar de mirar el mar. - ¿Qué quieres estudiar? - Aún no lo sé, estoy entre dos opciones. - Harry voltea a verme y yo miro al mar para que no note que lo estaba viendo a él. - Supongo que una de esas opciones es derecho. - Supones mal, no quiero ser como mi madre, ni como mi padre. - Ya veo. - dice mientras pone su mano en mi mentón y hace que gire mi cabeza y lo vea. - El día de la boda tendremos que besarnos, si quieres puedo hacer el truco del aeropuerto o... - alarga la vocal y luego hace una pausa, lo miro confundida y frunso el ceño. - ¿O qué? - cuestiono curiosa. - Allison, ¿Puedo besarte? Veo los ojos de Harry sin entender y de inmediato se acerca peligrosamente a mi, se que debo moverme pero inexplicablemente no lo hago, me quedo inmóvil. Cada vez está más cerca y yo solo cierro los ojos. De repente siento los labios de Harry sobre los míos, él no los mueve y yo tampoco, abro los ojos al no creer lo que está pasando y vel que él tiene los ojos cerrados. Inesperadamente un impulso me hace moverme hacia atrás haciendo que nuestros labios se separen y él se asusta por mi movimiento brusco. - No sentí nada. - digo mirándolo a los ojos. - Yo tampoco. - dice Harry mientras se levanta y después carraspea para seguir hablando. - Deberíamos irnos, se hace de noche. Yo solo asiento y me levanto. Vamos caminando hacia el auto y nadie dice nada, Harry está serio pero de cierto modo no tiene ese aspecto frívolo de antes, ahora está como, avergonzado y lo oculta debajo de su cara de seriedad. Me subo al auto, él hace lo mismo y comienza a conducir. En el camino solo puedo pensar en el beso y en el hecho de que no sentí nada, es decir, los besos son una forma de comunicarte con el alma de la otra persona (o al menos así lo veo yo) y yo no sentí que nuestras almas se comunicaran. Tampoco puedo decir que me causó asco o algo por el estilo, eso es señal de que no sufrire cuando tenga que besarlo otra vez.
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