CAPÍTULO DOCE Sofía sentía el calor cayendo a plomo sobre ella como un garrote mientras su barco llegaba a puerto en Morgassa. Sienne se enroscaba entre sus piernas y Sofía solo pensaba en cómo debía sentirse el gato con su capa de pelo. —Ya hemos llegado —dijo Sofía a Lucas y Catalina mientras estos contemplaban la ciudad junto a ella—. Conseguimos llegar a Morgassa. Llegaron en el tiempo previsto; durante casi todo el viaje hacia el sur, tuvieron el viento a su favor. Ahora, la capital del otro reino estaba ante ellos con sus edificios blancos bajos con tejados planos. Incluso los edificios más grandes, los graneros y el palacio, los almacenes y el mercado, estaban construidos con el mismo estilo. La gente de piel oscura de la ciudad se movía ajetreada haciendo todo tipo de trabajos q