Narciso se detuvo al llegar a un gran pasillo con columnas altas sin paredes que ofrecían una iluminación de luz natural muy cálida, a su vez había varias lámparas en espera de ser encendidas y una mesa rectangular.
El duque Vantini sonreía – excelencia, es un gusto conocerlo finalmente, eh escuchado muy buenas cosas sobre usted.
– El placer es mío, excelencia.
– No hace falta que sea tan formal – lo guio a la mesa y Yadira se puso de pie – la familia Vantini se enorgullece de pagar sus cuentas y el favor que le ha hecho a mi familia, no terminaría de agradecérselo – señaló la silla antes de sentarse y uno de los sirvientes la acomodó para Narciso.
Yadira también se sentó muy rápidamente.
El duque Vantini volteó a ver a los meseros – pueden servir la comida.
El desfile no se hizo esp
