Cuando era pequeño, el mundo era diferente, mis padres se amaban o eso aparentaban, el cielo era azul, los elementales peleaban y las peleas entre mis hermanos y yo incluían lanzas, espadas y rocas, no partes humanas. Pero todo cambió, Humanidad nos abandonó, Tinieblas se recluyó porque lo único que siempre le importó fue ella, no nosotros y Celestial selló el inframundo condenándonos a una eternidad de oscuridad, con el paso de los años logré acostumbrarme a ese cielo rojo y a la negrura que cubría mis días y mis noches, salí adelante y atravesé el corazón de mil demonios con la punta de mi lanza, entonces un día, entré a kareydanel y mi cuerpo se convirtió en una piltrafa, me volví un prisionero, incapaz de levantarme de la cama días enteros y vulnerable la mitad del día, y a pesar de t