Lo que para algunos sería extraño, no lo fue para Logan ni para Katherine. Después de ese fogoso, acalorado y morboso encuentro en la constructora, esa tensión s****l entre ambos no hizo más que aumentar. No había una parte del día que no lo recordasen, y las cercanías eran fuego en la piel del otro. Katherine intentó que eso no afectara su trabajo, y que Logan no fuese una piedra de tropiezo. Logan continuó trabajando igual que cada día, pero menos de una semana después, cuando todos se habían marchado a casa, Katherine dejó la oficina de Mark con su paga y Logan la esperaba recostado en la puerta del auto, cruzado de brazos. —¿Por qué no te has ido a casa? —preguntó Katherine. —Tenemos que hablar —dijo Logan. Ella le sonrió y alzó su casco para que cayera en sus manos. —No necesitam