Martín. —Por Dios santo papá ¿Qué haces?. —el tipo me apunta con el arma y estoy seguro que ganas no le faltan de disparar porque no tiene ni una milésima de duda—. Deja eso por Dios. —¡Auca! ¿Qué haces?. —aparece una señora muy menuda y literalmente la mitad del tamaño del tipo, rubia y súper blanca, por lo que me dijo Bri es la madre—. Déjalo. —No te metas ayün. —lo miro y después a los hermanos que parecen hienas a la espera de su presa—. Es un asunto mío y el trewa aquí presente. —Baja YA... El arma Auca. —lo agarra del brazo pero él no da el brazo a torcer—. ¿QUÉ MIERDA HACES?. —Ayewün. —la mira de pasada—. No te metas. —Me meto todo lo que quiero. —ella viene y se para delante mio haciendo que él de inmediato corra el arma—. ¿Apuntas la vida de nuestra hija?. —Apunto a este