Por fin soy CEO
Por fin pude despertar un poco más relajada.
Me estiro en mi cama y respiro hondo sintiéndome por primera vez realmente contenta y positiva después de varios meses.
La gente a mi alrededor siempre ha pensado que por haber nacido en la familia Ortega estaba destinada a tener una vida sencilla y llena de comodidades.
Y aunque es cierto que definitivamente siempre he estado rodeada de lujos, nunca he deseado llevar una vida sin nada que hacer más que ir de fiesta en fiesta. Desde muy pequeña me he interesado mucho en “KARA COSMETICS” la empresa familiar. Pero también desde temprana edad me dí cuenta que si quería formar parte en el futuro de la compañía tenía que esforzarme mucho.
Me levanto de la cama y me dirijo al baño, preparo todo y tomo un baño caliente que relaja todos mis músculos.
Me arreglo con un bonito vestido y un saco a juego, me maquillo y después de hacerme un peinado sencillo me dirijo a la salida de mi casa.
Mientras voy manejando suelto una pequeña risa, y es que no es para más. Después de muchos meses preparando planes de trabajo y proyectos de inversión se ha decidido que yo sea la nueva CEO de la empresa de mi familia.
“KARA COSMETICS” es una empresa dedicada al ramo de la belleza, creando maquillaje de gama alta.
Pero a pesar de ser una empresa con un mercado principalmente femenino, todas las decisiones son tomadas por hombres que parecen no querer a ninguna mujer dentro de la mesa directiva.
Mi padre, al ser el representante de “KC” siempre ha intentado hacerme partícipe de lo que acontece en la empresa, pero al el resto de los accionistas les desagradaba verme interesada. Supongo que siempre me imaginaron como una chica sin ganas de trabajar porque su “papi” le daba todo lo que ella quería.
Pero vaya que estaban equivocados, desde que tengo uso de razón he amado la compañía, los negocios, las relaciones públicas, los números.
Por eso estudié en la Universidad Negocios y rápido tomé una especialidad en Finanzas. Quería encontrarme lo mejor preparada posible para poder formar parte de las filas de “KC”.
Así fue cuando hace un año mi papá anunció que se retiraría pronto de la presidencia, y la batalla para decidir al nuevo CEO empezó.
Sabía que tenía las de perder, literal sólo mi papá me quería en la empresa. El resto de los accionistas ni de chiste hubieran deseado que yo fuera su nueva jefa, no después de años despreciándome. En cambio, Gustavo siempre fue su favorito.
Gustavo Hernández es el hijo de otro de los accionistas, y pese a que todos juran que es un chico inteligente y responsable para mí siempre ha sido un holgazán que no tiene ni idea de como interpretar los estados financieros de la empresa. Ni loca iba a dejar que el patrimonio de muchas familias quedara en manos de un tipo como él.
Además, llevaba toda mi vida preparándome para el momento en que pudiera ser la CEO, por lo que propuse hacer un plan de trabajo para que se decidiera al nuevo presidente.
Todos aceptaron de mala gana, pero no les quedó de otra ante la aprobación de mi padre.
Así fue que después de meses de intenso trabajo ayer se aprobó mi presidencia. Mis modelos de negocio eran por mucho superiores a lo propuesto por Gustavo, y a regañadientes todos tuvieron que aceptar que yo era la mejor opción.
Es por eso que este día me siento radiante, voy manejando sintiéndome la dueña de mi vida como nunca antes.
Al llegar a la empresa fui recibida con un aplauso, y después de una charla con todos los empleados convoqué a todos los directores de área para hacerles saber los cambios que habría a partir de este día.
No podía sentirme más feliz, hasta que recibí una llamada de mi padre casi al terminar la jornada laboral.
-Hola Emilia, ¿Cómo te fue en tu primer día de trabajo como CEO? – me preguntó mi papá muy feliz.
-Hola papá, muy bien, ya están todos los puntos claros con los empleados y los directivos de los departamentos.
-Excelente hija, me siento muy orgulloso de ti.
-Todo es por tu apoyo papá.
-No digas eso hija. En fin, quería invitarte a cenar esta noche. ¿Qué te parece si nos alcanzas a tu mamá y a mí para la cena?
-Claro.
-Excelente, te enviaré los detalles del restaurante al que iremos.
- ¿Restaurante? Pensé que sería en casa la cena.
-No, esta noche es especial entonces vamos a celebrar.
-Muy bien pa, los veo allá entonces.
Colgué la llamada feliz. Mi papá quería festejar mi éxito con una cena especial.
¡Vaya que era ingenua! No tenía ni idea lo que me esperaba en esa cena. De haberlo sabido ni me hubiera presentado en el restaurante, pero eso lo descubriría después.