Andrea entro con los tacones la mano, los dejo cerca de la puerta y camino descalza hasta la alfombra de la sala, prendió la luz y soltó un grito. El tipo dormido en el sillón se despertó sobresaltado.
_¡Maldita sea, Javier! ¿Qué demonios haces aquí?
_¡Hola mi amor! – se sentó a la orilla y apuro el trago que tenia sobre la mesa de centro.
_¡Demonios! ¿Te es muy difícil usar un estúpido porta vasos? – se agacho para tomar el vaso y llevarlo a la cocina, luego regreso a gritarle de nuevo – ¡Dame la llave! – tenia una mano sobre la cintura y le tendía la otra al hombre que todavía se veía adormilado.
_¿Porque estas tan molesta? – le dijo restregándose los ojos.
_¿Porque? ¿Es enserio? – se estaba desesperando – ¡Dame la llave!
Saco las llaves de la chaqueta de cuero y se las tendió, pero cuando se acerco la tomo por los brazos y se dejo caer hacia atrás arrastrándola con el.
_Porque no las sacas de mi bolsillo tu misma – se debatió furiosa entre sus brazos, el no esperaba esa reacción y la soltó con la intención de cubrirse los golpes - ¡Tranquila, tranquila! ¡Ya, por favor! ¡Estás loca!
_¡Eres un completo imbécil! – se aparto recomponiéndose la ropa.
_Antes eras divertida, por eso tuve que buscar a alguien mas. Siempre ocupada y estresada. Ten tus malditas llaves – se las lanzo a la cara – ¡Neurótica!
Estaba tan indignada que no supo como reaccionar, las llaves cayeron al suelo y lo vio recoger su chaqueta, se la puso con gesto decidido y salió dando un portazo. Se agacho a recoger las llaves y las colgó, se fue a su habitación. Se desnudo, tomo su camisón y entro al baño, cinco minutos después regreso y se metió a la cama con un suspiro.
La noche se fue en un parpadeo, pero despertó cansada. Rosy, bendita Rosy, ya tenia una cafetera de humeante café preparada, un omelet de claras con jamón de pavo y yogurt con frutos rojos, la amaba. La ducha fría despejo su cabeza un poco, el desayuno la volvió a la vida. Llego temprano a la oficina, todavía faltaban 15 minutos para la hora de entrada y Nico ya estaba en su escritorio. Le dio los buenos días y entro detrás de ella a su oficina, tomo asiento y abrió la agenda electrónica.
_Tienes dos reuniones antes del medio día: Presupuestos y Nuevos Proyectos. Después un almuerzo con el personal de ventas, Darío no estará en la reunión así que te corresponde a ti hacer los anuncios.
_Le dije a Darío que le llamaría a Crystal, pero si tengo la tarde libre, prefiero ir a verla.
_Tenias la tarde libre.
_¿Como que tenia? – estaba entretenida sirviendo su delicioso café del termo a una taza.
_Esta mañana en cuanto llegué, recibí una llamada de parte del Sr. Jorge Kuribreña, su asistente fue muy insistente, ella no acepta un no por respuesta porque es como si le dijeras “no” a su jefe y a su jefe, no se le puede decir que no.
_ ¿Y eso quiere decir……………….?
_Tuve que adelantar dos citas y reprogramar una tercera. Te espera mañana a las 04:00 p.m. en el Hotel Continental.
_¿En el Continental? ¿No tiene sede en la ciudad?
_No, cuando esta aquí todos sus asuntos los trata en el Penthouse del hotel.
_¡Demonios! No quiero ir a su habitación de hotel. Porque no lo llamas y le dices que lo veré aquí, inventa una excusa, dile que tengo mucho trabajo.
_ El Sr. Kuribreña no aceptara venir aquí.
_¿Porque? ¿Quién es? El príncipe de Inglaterra. – Nico le puso los ojos en blanco – O mejor aun, cancela la cita.
_¿Que?
_Si, escuchaste bien. Llámale a su asistente y cancela la cita.
_¡¿Estas loca?! – al darse cuenta de lo que dijo se disculpo – ¡Perdón, jefa!. No puedo hacer eso. Es uno de los miembros honorarios de la Asociación y además de eso es…………
_¡Nico! ¡Cálmate, por Dios, respira! ¿Qué lo hace tan importante en esta ciudad? Yo no lo conozco, no tengo nada que ver con él.
_Él podría desaparecer esta empresa con solo mover un dedo. Y yo no encontraría trabajo ni de camarero en el barrio chino.
_Estas exagerando. – Nico le volvió a poner los ojos en blanco.
_¡No lo hare! Despídeme si quieres, pero no lo hare.
_Ok. Iré mañana a esa cita en su hotel. Ahora vete y comunícame con Crystal.
_¡Gracias Jefa! Eres la mejor, te amo.
Le puso los ojos en blanco y le señalo el reloj. Enseguida sonó el teléfono. Darío estaba con Crystal cuando la llamo, le dijo que se quedaría con ella todo el día porque no se sentía muy bien. Estaba preocupada porque el embarazo de su amiga era de alto riesgo y el doctor la tenia en reposo completo, ella iba a verla siempre que podía y sus compromisos se lo permitían, Crystal la entendía y siempre le agradecía que buscara el tiempo para llamarla.
Eran ya las seis de la tarde cuando pudo tomarse un respiro y estirarse, el trabajo siempre se complicaba cuando su hermano no estaba, las obligaciones siempre recaían sobre ella, aun cuando él tenia dos asistentes y un vicepresidente. Pero no se quejaba, agradecía tener tanto trabajo, porque significaba que la empresa iba bien y que todos los que dependían de ella estarían bien. Recogió sus cosas y se despidió del personal con una sonrisa cansada. Llego a su apartamento y calentó la cena que Rosy le dejo en el horno, ceno a gusto, con una copa de vino y música tranquila. Al terminar su lasaña suspiro de satisfacción y se sirvió otra copa de vino. Era la primera vez en dos semanas que cenaba en casa, antes había tenido reuniones de comité tres veces por semana, dos cocteles, invitaciones a cenar con clientes y proveedores, además de la cena familiar todos los jueves. Termino su copa y se fue a la sala, no supo en que momento tomo su portátil y en cuestión de minutos estaba stalkeando las r************* de cierto inversionista alto y atractivo. Era necesario estar preparada para su cita con él al día siguiente, se justifico así misma. Suspiro, frustrada porque no había mucha información sobre el tipo, unos cuantos reportajes y fotos borrosas, se le mencionaba muy por encima como m*****o de la asociación y se mencionaban sus proezas financieras, pero nada personal. Las cuentas en r************* existían como corporativas, nada personal.
Estaba en el baño retocando el maquillaje y ajustando su ropa, por la mañana había tardado mucho tiempo en elegir que ponerse, al final se harto y agarro lo primero que había elegido en un principio. Falda larga tipo lápiz color n***o, con una blusa blanca de tenia un escote bajo y algo de vuelos, se combinaba con un chaleco y una chaqueta negros tipo sastre, zapatos altos de tacón cuadrado. Su cabello caía en ondas naturales de color castaño a la altura de la espalda. Le gustaba lucir profesional en su trabajo, pero ese día, además, se veía elegante y sexy al mismo tiempo. Lo sabia, era hermosa y tenia muchos pretendientes, no necesitaba un magnate extranjero y aun así, se vistió para él.
El coche n***o llego a las 03:30 p.m. en punto, le avisaron que la esperaban abajo. No hablaron de que pasarían a recogerla, cuando le cuestiono a Nico, el junto las manos y le suplico. Entro al auto decidida a terminar de una vez por todas el asunto. No tenia idea de lo que ese hombre quería hablar con ella, pero no estaban vinculados de ninguna manera a excepción de la Asociación, pero era mas un club industrial que otra cosa, al menos para ella lo era.
Al llegar la hicieron pasar enseguida, pero tuvo que esperar unos minutos en una pequeña sala de espera fuera de la habitación. Salió una chica alta, delgada, bien vestida y muy profesional. Se disculpo por la tardanza y le pido de favor que la siguiera, entraron a una sala mas grande con tres escritorios modernos de cristal y todo tipo de aparatos electrónicos de oficina, había por lo menos unas ocho personas en el lugar y todos estaban ocupados haciendo…….. lo que sea que hicieran para su jefe. Enseguida se abrió una puerta y Andrea se sorprendió al ver a Darío, el también se sorprendió al verla y con expresión de desesperación miro al hombre que estaba de pie unos pasos mas atrás.
_Deberíamos irnos de aquí – se acerco y la tomo del brazo – La cita qué tenias con Jorge, se cancelo.
Andrea no sabia que estaba pasando, un guardia de seguridad les bloqueo el paso, Darío quiso rodearlo pero el tipo se movió al mismo tiempo. La asistente se acerco y con exceso de amabilidad nos insto a entrar en la habitación.
_Sr. y Señorita Franco, por favor síganme, el Sr. Kuribreña los espera.
Darío se quedo parado unos segundos y todavía la tenia tomada por el brazo.
_¿Que esta pasando Darío? ¿Hay algún problema con estas personas? – pero él se quedo callado y después la guio hasta la puerta de la habitación.
La puerta se cerro detrás de ellos y ella pudo ver una habitación muy amplia y bien iluminada, en una esquina había un enorme escritorio de cristal y una silla de oficina muy grande, frente a este contra la pared dos sofá y tres sillones haciendo juego con la decoración, y al final una puerta. Además de Jorge Kuribreña estaba la asistente que se afanaba sobre su ipad a unos cuantos pasos detrás de su jefe. En la sala dos personas con pinta de abogados revisaban unos documentos.
_Srita. Franco si es tan amable de sentarse frente a mi escritorio, su hermano tiene algunos detalles que finiquitar con los abogados y luego se unirá a nosotros.