Era algo tarde y estaba cansada de escuchar los gruñidos y las quejas de Roberto por el intercomunicador cada vez que pedía un trago o coqueteaba con Liam. Además, el bar estaba empezando a llenarse y tampoco quería que Liam terminará completamente embriagado, quería que estuviera muy consciente de lo que le iba a pasar. Así que ya era el momento de dar el siguiente paso en mi plan. Me acerqué a Liam en la mesa, pasando mi mano suavemente por su pantalón. Él me observó fijamente, con una sonrisa y un brillo en los ojos. — Liam, creo deberíamos irnos a un sitio más tranquilo, ¿No?. — Comenté con picardía. — Bueno, mi departamento no… Sabía lo que iba a decir, su departamento es un cuchitril, claro, no con esas palabras y yo ya lo sabía gracias a las fotos y los informes que inteligencia