Aless.
Ya hace casi 8 meses que volvimos a nuestra casa.
El dormitorio de mi hija dejó de ser de princesas y se convirtió en un lugar con todo su mobiliario en madera color caoba. Debo admitir que yo también quedé impresionada con la decoración de los López y me gustó traer un poco de mi país para acá.
Mi loving comedor solía tener mucho mármol. Ahora tiene sillones de cuero marrones, una mesa razona de madera masiza al igual que la biblioteca que se extiende por todo al largo del lugar. Como mesa principal, tengo un tranco decorado con luces Led y receso de resina epoxica, lo que da la apariencia de que es un río corriendo entre dos playas.
Mi dormitorio sigue siendo conservador, ropero empotrado a la pared, mi baño principal con mamparas de vidrio y un buen espejo.
Entre mi habitación y la de mi hija tengo mi estudio. Allí paso horas realizando planos o algún dibujo que se me ocurra. Por ejemplo, hoy es el cumpleaños de mi hija y como ella no suele invitar a sus compañeras porque se burlan que no tiene papá, yo le hago un lindo dibujo que bien puede ser un paisaje, le preparo el desayuno con mucho amor y nos quedamos en el día de madre e hija.
Como es tan desinteresada y dulce, le tengo que preguntar como ochenta veces que quiere de regalo de cumpleaños.
Por lo general siempre elige algún libro que le guste o salida al cine. Cada tanto pode alguna ropa en especial o comer cómoda rápida, pero es lo que menos pide.
En este momento voy caminando con mucho sigilo hacia su cuarto, con una torre de panqueques y su velita y en la otra mano su dibujo bien echo del amanecer que vimos en Maldonado.
-Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños amada hija. Feliz cumpleaños a ti. -debo esperar que sople su velita- pediste el deseo ¿verdad?
- si mamii. Ya se lo que pedí y siento en el corazón que se me va a cumplir.
-Muy bien, hija. Como no hay escuela porque es tu día especial, quiero que me digas que quieres hacer.
-Yo quiero- de pronto se para en la cama y abre sus brazos- quiero ver a los tíos y a Brandon mami. quiero siii
-Ja ja aja - no puedo evitar me me contagie su felicidad- Los tíos vienen en unos días. Recuerda que la tía está embarazada y aun no puede viajar, mi vida.
-Pero Bran si puede.- se cruza de brazos.
-No lo se porque tiene pacientes. - ya no se ni que decirle, pero tengo que hacer algo para evitar que sigan hablando a diario.
-Yo le pregunto ¿Esta bien?
-Si mi vida, pero más tarde cuando salga de las consultas. Ahora tienes que decirme que quieres hacer.
-Ahora tengo hambre, mami. Después quiero que la señorita Rosi traiga a su hija para jugar conmigo.
-Muy bien señorita, a comer.
Rosi es la muchacha que me hace los quehaceres. Generalmente venía una vez a la semana, pero me enteré que tiene una hoja de la edad de Noemí asique le dije que vinieran ambas todos los días. Alfonsina se pasa los ratos jugando con mi princesa y parece que es la única amiga que tiene.
Mi hija se come todo y se levanta a higienizsrse el resto del cuerpo. Hoy parece estar muy muy feliz.
Las horas pasan y se que pronto llegará la hora en que pida para llamar a Brandon o que Brandon la llama. Es como una rutina que hicieron.
-Hola Brandon.
-Hola princesa hermosa ¡Pero mira que grande que estás! Feliz cumpleaños Noe
-Gracias, Bran. Estoy muy feliz porque jugué con Alfonsina. ¿Curaste a muchas personas hoy?
-Si mi vida. Hoy operé a una señora y ayude a tres señores más con otras operaciones más sencilla.
-Cuando yo sea grande voy a ser doctora pero de gente chiquita.
-Se dice pediatra, princesa.
-Bueno. Eso. Tu me vas a ayudar ¿verdad?
-Si, Noemí. Siempre voy a estar para ti. Te quiero.
Esto se tiene que terminar. Es una locura. Le hago señas a mi hija de que me pase el celular para hablar con Brandon. No suelo hacer esto a menos que sea algo específico o relacionado a mi familia asique le sonrió a los dos para que Noemí se retire tranquila.
Cuando veo que se encerró en su dormitorio con la amiga es cuando aprovecho para hablar con el.
-Creo que deberías dejar de llamarla tan seguido, Brandon.