Luego de salir del departamento de Ben, Evie ahogo un suspiro, si bien este hombre le había proporcionado una noche alucinante, no volvería a verlo y eso no hacía más que recordar el vacío que tenía en su alma.
Regresó al hotel en dónde se hospedaba y levanto las cejas asombrada por la presencia de su amiga en la habitación, había creído que pasaría la noche en otra parte y en compañía de algún desconocido al igual que hizo ella, sin embargo estaba ahí, con un gesto de pesadez y en pijama sobre el sofá.
—No preguntes, fue horrible— exclamó la rubia con un gesto de fastidio mientras pedía por teléfono servicio a la habitación; luego de haber pedido el desayuno para ambas se encargó de indagar en el más mínimo detalle sobre la noche de su amiga con el desconocido que no tuvo la fortuna de ver...
Evangeline continuó desempacando luego de regresar de aquel viaje a las Vegas, con la punta de unas tijeras cortaba la cinta adhesiva que unía los bordes de la última caja en dónde se encontraban algunas decoraciones, cómo lo eran algunos porta retratos con las fotos de su madre y su hermano y uno más donde admiraba con una mirada triste el rostro de su padre que había fallecido algunos años atrás.
Limpió el sudor de su frente con el dorso de su mano, había sacado todos los objetos y decorado con ellos su departamento, cuando terminó avanzó hasta la cocina por una botella con agua.
Se dejó caer en uno de los tres bancos que armonizaban en una fila el desayunador de mármol color n***o y dejo salir un largo suspiro para después cerrar la botella.
—¿Otra vez pensando en aquel hombre?— cuestionó Anna quien llevaba un par de horas ayudando a ultimar detalles.
—Ojala Esteban hubiera sido la mitad de bueno que el tal Ben, pero no, me limité a gemir innecesariamente esperando que terminara pronto para regresar a dormir al hotel— Mencionó tomando una manzana del frutero y se colocó en el banco junto a ella. Evie soltó una pequeña risa al escuchar sus palabras, le parecía irónico que siendo idea de Anna el viaje a las Vegas, no hubiera disfrutado del todo como lo hizo ella.
—La noche con ese tipo fue increíble, pero no pensaba en él— Respondió Evie soltando un largo suspiro, recordaba que dentro de unos días regresaría a trabajar y con ello volvería completamente a la realidad, sentía que su vida estaba cambiando y aún no tenía claro si ese cambio era para bien.
—Dentro de dos meses Max se irá de la empresa y eso me pone un poco triste— Expuso mirando a la nada, Maximiliano Harris o "Max" como Evie lo llamaba, era el presidente de H y M una empresa dedicada a la industria de la moda y su jefe, ella lo apreciaba demaciado, lo había conocido seis años atrás cuando tenía 21 años y sin duda lo extrañaría demaciado.
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Flashback
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Después de que falleció su padre, Evie tuvo que hacerse cargo de su madre y de su hermano quien tan solo tenía 13 años, teniendo que abandonar la universidad para trabajar y así solventar sus gastos, pues su madre estaba enferma y eso le impedía poder conseguir un empleo que no fuera limpiando casas, Evie trabajó por algún tiempo sirviendo café en un restaurante que aquel millonario frecuentaba, un día cansada de las tantas humillaciones que había recibido durante el día provocadas por clientes déspotas y mal educados, se sentó a llorar en una de las mesas
—¿Por qué lloras?— Cuestionó él hombre que amablemente le extendió un pañuelo, ella lo miró por unos segundos.
—Mi padre falleció hace unos días dejando un mar de deudas que no puedo cubrir, mi madre necesita medicamentos que no puedo comprar y mi hermano asistir a la escuela y por si fuera poco, aborrezco este lugar—. Respondió sollozando.
El hombre examinó a la chica pensando en la ironía de la vida, mientras su hijo de 26 años estudiaba una maestría y comenzaba a manejar sus negocios desde Francia, una chica mucho más joven tenía preocupaciones con las que él jamás soñaría; el hombre amplió una sonrisa sincera y le preguntó con que estudios contaba, Evie le respondió que antes de que su padre falleciera estudiaba finanzas internacionales pero por obvias razones lo había dejado.
—Ve a esta dirección mañana a primera hora, creo tener algo para ti— le entregó una tarjeta y al siguiente día Evie acudió cómo el hombre había solicitado; estaba contratando una secretaria, pues la anterior con su embarazo decidió ya no laborar más, eso sin duda fue una gran oportunidad para Evangeline, su sueldo era elevado al ser la secretaria del CEO y pudo cubrir sus gastos y costear su carrera, cuando la asistente de este renunció a causa de una enfermedad, Evie tomó su puesto con tan solo un año de experiencia en dicha empresa y sin culminar aún sus estudios. Aquel hombre que le había concedido la oportunidad de su vida, se había ganado también su aprecio, pues era un hombre bueno cómo pocos y lo que hizo por ella era algo que jamás iba a olvidar.
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Fin de flashback
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—Pero dijiste que su hijo tomará la presidencia, si su padre es un hombre apuesto, me imagino que su hijo también lo es— Exclamó Anna con una sonrisa pícara dando una mordida a su manzana.
—No lo conozco, Max casi no habla de su familia y en la oficina no tiene fotografías y aunque el hombre fuera muy apuesto, jamás pondría mis ojos sobre el hijo de mi jefe—. Espetó horrorizada, apreciaba demasiado a aquel hombre y una relación con su hijo era algo con lo que jamás soñaría...
—Ni hablar— inquirió Anna encogiendose de hombros y ambas continuaron con la limpieza de su departamento, desechando las cajas vacías y barriendo el polvo ocasionado...
Pasaron los días, Evie regresó a laborar y a dos meses de su aventura en las Vegas se disponía a arreglar los balances de los últimos meses, se encontraba en el departamento de diseño, cuando recibió una llamada de su jefe solicitando que acudiera a su oficina; todos sabían que ese día presentaría a su hijo quien próximamente se convertiría en el nuevo CEO, así que el edificio estaba vuelto un caos. Evie era excelente en lo que hacía, por lo cual no se sentía nerviosa, sin embargo tenía un poco de angustia pues Max era lo más cercano que tenía a un padre y cada vez estaba más cerca de la despedida.
Evie caminó por los pasillos y sujetando los documentos para su jefe ingresó a su oficina sin llamar a la puerta pues era la única que podía hacerlo.
Sin levantar su mirada comenzó a explicar a Max cuáles eran los números rojos y los errores que había encontrado con el equipo de diseño.
—Excelente Evie, pero te llamé por qué quiero presentarte a mi hijo— Dijo Max llamando la atención de Evie, quien se encontraba enfocada en las hojas que sujetaba y no se había percatado de la presencia de alguien más en la oficina.
Del otro lado del escritorio, en la sala de piel color café, se encontraba un hombre que no pasaría de los 35 años, alto, con una apariencia impecable, sumamente apuesto y con una mirada profunda.
—Te presento a Benjamin Harris, mi hijo y con quién trabajarás en el futuro— exclamó Max con una sonrisa.
Benjamin se levantó de su asiento, acomodó su fino traje y caminó hasta quedar frente a Evie.
—Un placer conocerla señorita Anderson, he escuchado mucho sobre usted—. Exclamó el hijo de Max y Evie tragó grueso al contemplar que aquel hombre en quien se suponía jamás pondría sus ojos, era Ben, el mismo hombre con el que había pasado la noche en las Vegas.