La regla fue escrita milenios atrás y siempre respetada, ¡No te involucres con los mortales!, para las suminas fue algo sencillo, viviendo entre las cascadas, bosques y valles del paraíso, escuchando rumores y entregando mensajes, su único interés en el reino mortal se enfocaba en el giro del destino, las guerras, epidemias, inventos y estilos de ropa, nada más allá. Pero un día, eso cambió, los dioses que llevaban siglos permaneciendo neutrales se interesaron más en los mortales, interfirieron con ellos, causaron grandes estragos y en momentos como esos, las suminas se convirtieron en mensajeras y supervisoras que debían guiar a los mortales para que siguieran el camino trazado. No involucrarse, dejó de ser una regla. Y en medio de ese desastre, Invierno, la cuarta estación que vivía e