Alexa no podía entenderlo – ¡qué demonios acaba de pasar!, eran ellos, los nocturnos, se llevaron el libro y no les preguntaste qué somos, o por qué yo tengo estas visiones, ¡no me ignores!
Dominick trató de levantarse y descubrió que no tenía ropa – necesito vestirme, podrías salir un momento.
– No – respondió Alexa en voz alta, estaba muy enojada para ser comprensiva o pensar en otra cosa.
– O sí prefieres verme semi desnudo – bromeó Dominick.
– ¡Oh! – exclamó Alexa un poco más calmada y apartó la mirada – esperaré en la otra habitación – fue su intención, pero al llegar al pasillo recordó que no tenía la llave, la chica de nombre Pamela que probablemente tenía más de cien años se quedó con ella, suspiró y esperó.
En la habitación Dominick terminó de ponerse la ropa ligeramente húme
