CAPÍTULO DIECINUEVE Seguían avanzando. A Estefanía le parecía que continuar avanzando era el único propósito de todo el viaje, el sol y el polvo infinitos solo eran una gran prueba de resistencia. Sin embargo, ahora sabían exactamente dónde debían ir. Estefanía vio calaveras a un lado del camino, algunas abandonadas, algunas encima de un palo. Escuchó unas campanas que repicaban al viento y vio que estaban atadas a los palos. Supuestamente, eran otro aviso. A Estefanía no le preocupaba. Simplemente significaba que estaban en el camino correcto mientras se dirigían hacia las colinas que acechaban más adelante. Cruzaron el río por un puente que parecía que se iba a desplomar en cualquier momento y, a continuación, dejaron el camino principal, siguiendo una ruta que bajaba hacia un valle qu